Por estas horas cuando escuchamos Houston pensamos automáticamente en el próximo partido de la Selección argentina que juega mañana contra Ecuador. Pero normalmente Houston es sinónimo de aventura espacial muy presente en la cinematografía estadounidense. Como la película "Armageddon".
La trama es sencilla: un meteorito del tamaño de Texas se dirige hacia la Tierra, y la única manera de detenerlo es detonando una bomba en su interior. La NASA recluta a un equipo de perforadores de petróleo liderado por el personaje de Bruce Willis para llevar a cabo la misión. La película se estrenó en 1998, bajo la dirección de Michael Bay. Comienza con la voz en off de Charlton Heston evocando la extinción de los dinosaurios y alertando sobre la posibilidad de un nuevo impacto de un meteorito en la Tierra. El título "Armageddon" aparece explosivamente en la pantalla, esta introducción marca el tono de una de las películas más taquilleras de ese año, que se ha convertido en un clásico del cine a pesar de inicialmente no recibir buenas críticas y de su previsibilidad.
Más allá de falta de realismo científico y su estilo visual frenético, "Armageddon" fue un éxito comercial. Recaudó más de 550 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de 140 millones de dólares. Superó a su competidora directa, "Impacto profundo", estrenada el mismo año y que también trataba sobre un asteroide amenazante. “Armagedon” se benefició de una campaña de marketing masiva y de la banda sonora, especialmente la balada "I don’t wanna miss a thing" de Aerosmith, que lideró la lista Billboard de sencillos más vendidos. La participación de Liv Tyler, hija del cantante Steven Tyler, añadió un elemento de interés adicional.
Inicialmente la producción contó con la colaboración de la NASA, que participó con la esperanza de atraer nuevos reclutas, algo similar a lo que pasó con "Top gun" en 1986, cuando logró sumar nuevos inscriptos a la Marina de Estados Unidos. Sin embargo, la película no fue del agrado de toda la comunidad científica. Incluso la NASA añadió un mensaje al final de la película aclarando que no avalaba ni el contenido ni el retrato que ofrecía de sus profesionales. Claro, en lugar de mandar astronautas al espacio, Bay sube a la nave un grupo de perforadores petroleros para que sean los héroes mundiales.
El film es fundamental para entender la evolución del blockbuster de aventuras hacia uno más centrado en el espectáculo y los efectos especiales. La película influenció significativamente las producciones posteriores, incluyendo las realizadas mucho tiempo después como las del universo cinematográfico de Marvel. La obra de Michael Bay, aunque en general se reduce a clichés sobre destrucción y figuras a contra luz, ha dejado una marca indeleble en el cine contemporáneo. Bay, a pesar de su éxito comercial, no ha sido ampliamente reconocido en el ámbito académico como un director de autor. Es considerado un heredero de Tony Scott, quien ha sido criticado por su estilo visual videoclipero y su enfoque en la acción y el caos. Sin embargo, algunos críticos, como Adam Mallinger en su libro "Michael F-ing Bay: The Unheralded Genius of Michael Bay Films", sugieren que Bay tiene una comprensión profunda de lo que atrae al público, argumentando que el éxito constante no puede ser simplemente un accidente.
En los últimos años, ha habido un cambio en la percepción de Bay. Películas como "Sangre, sudor y gloria" (2013) y "13 horas: los soldados secretos de Bengasi" (2016) tuvieron una recepción más positiva. Además, la inclusión de "Armageddon" en The Criterion Collection, un sello prestigioso que distribuye películas importantes, reafirmó su estatus como una obra significativa. La película también impulsó las carreras de jóvenes actores como Ben Affleck, Liv Tyler y Owen Wilson, y descubrió a Michael Clarke Duncan, quien obtuvo su primera gran oportunidad y fue nominado al Oscar al año siguiente por "Milagros Inesperados".
Bay se formó visualmente en el mundo del videoclip y esto se nota en el estilo visual del film con cortes que rara vez superaban los dos o tres segundos de duración; algo que con el tiempo contribuyó a crear su distintivo estilo cinematográfico. Al igual que, narrativamente, la elección de los personajes ordinarios enfrentándose a situaciones extraordinarias, algo muy común en sus películas, y que también es una característica del subgénero "cine de padres".
Uno de los aspectos más controvertidos de la película fue su enfoque en la emoción por encima de la precisión científica. Michael Bay defendió su visión argumentando que lo importante era la experiencia cinematográfica y no necesariamente la exactitud técnica. En los contenidos extra de la edición comercializada para el hogar, Bay comentó: "Ya sé que no puede haber fuego en el espacio, pero es una película". Esta declaración refleja la filosofía de Bay de priorizar el entretenimiento por encima de la lógica.
El productor Jerry Bruckheimer destacó la habilidad de Bay para "pensar como un niño de 14 años", lo que, según él, era una de las razones del éxito de la película. Bruckheimer había sido el mentor de Bay en sus dos películas anteriores: "Bad boys" (1995) y "La roca" (1996). La colaboración entre Bruckheimer y Bay resultó en un estilo de cine que, aunque a menudo criticado por su superficialidad, demostró ser extremadamente efectivo en términos de taquilla.
El legado de Michael Bay como director ha sido objeto de debate entre críticos y académicos. Sin embargo, la consistencia de su éxito comercial sugiere que Bay tiene una comprensión innata de lo que el público desea ver en la gran pantalla. Jeanine Basinger, historiadora cinematográfica, describió la película como "una obra de arte de un artista de vanguardia maestro del movimiento, la luz, el color y la forma, y también del caos, el deslumbramiento y la explosión".
"Armageddon" es una obra que, a pesar de sus defectos, ha logrado perdurar en la memoria colectiva del público. Michael Bay, con su estilo distintivo, ha demostrado ser un director que, aunque controvertido, ha dejado una marca indeleble en la historia del cine. La película sigue siendo un testamento de su habilidad para crear experiencias cinematográficas que capturan la imaginación y el entusiasmo del público.