Quedó claro que esta selección argentina en instancias decisivas se agranda. Pero no sólo por carácter, sino también por fútbol. En los duelos definitorios saca su mejor versión; y en Nueva Jersey volvió a suceder.

Para este partido, Lionel Scaloni decidió mantener el mediocampo que había utilizado contra Ecuador, pero hubo cambios posicionales: Enzo Fernández pasó a jugar de “5” definido y Alexis Mac Allister se tiró a la izquierda. Además, el ingreso de Ángel Di María por Nicolás González llevó a que Rodrigo De Paul jugara al lado de Enzo, más tirado al centro ya que “Fideo” apareció por la banda derecha.

Los primeros minutos tuvieron un poco de zozobra para Argentina. Canadá, con un 4-4-2 bien marcado, trató de cerrar los espacios, y de apostar a la velocidad de sus mediocampistas por afuera y de sus delanteros para explotar los espacios. Sin embargo, también dejaba algunos espacios notorios entre el mediocampo y la defensa, y entre la defensa y el arquero. Y aunque en los primeros minutos a Argentina le faltó fluidez, y los norteamericanos tuvieron acercamientos peligrosos agarrando mal parada a la defensa “albiceleste”, fue el equipo de Scaloni el primero en aprovechar los errores del rival.

Tras un gran pase de De Paul, Julián Álvarez se filtró entre los centrales; controló de gran manera y definió bien mano a mano con el arquero rival para el 1-0. A partir de allí, empezó otro partido.

Ya con la ventaja en el marcador, Argentina pareció soltarse. Y desde lo colectivo se vio, sin ninguna duda, el mejor partido del equipo en lo que va de la Copa América.

La razón principal es que el mediocampo funcionó a la perfección. Después de rotar nombres y posiciones en los primeros cuatro partidos, Scaloni encontró anoche el tridente con mejor funcionamiento. Y fueron, justamente, los tres que fueron titulares en la final del Mundial Qatar 2022.

Jugando como volante central, Enzo mostró un nivel muy superior al exhibido en partidos anteriores, haciéndose eje del juego y otorgándole mayor libertad a Mac Allister, quien pese a que no tuvo tanta participación acompañó bien. Pero quien más se destacó fue De Paul, haciéndose cargo de la pelota en todo momento y filtrando varias pelotas peligrosas. Además, claro, de su habitual entrega.

Así, anuló completamente al mediocampo canadiense, que no tuvo influencia aun en el segundo tiempo cuando tuvo más la pelota obligado por el resultado.

Esta formación permitió que Messi y Di María combinaran continuamente por derecha. Y justamente “Fideo” fue el jugador más peligroso de Argentina, ganándole siempre la espalda a Alphonso Davies. Ni siquiera fue necesaria la trepada constante de los laterales para generar peligro en ataque. En parte por el gran nivel de Messi, ya completamente recuperado de su molestia muscular. Algo que eleva las esperanzas de cara a la final.