Cuando en 1996 Jan de Bont lanzó “Twister”, el cine catástrofe tomó un nuevo vuelo. De alguna manera, el género venía con capa caída y el enfoque que le dio al guión, mezclando la destrucción con la rivalidad entre equipos de cazadores de huracanes en el centro de Estados Unidos, revitalizó la pantalla y derivó en varias películas más con perfil similar.

Luego de algunos años sin mayores novedades -aunque siempre con alguna que otra producción volviendo sobre la temática- hoy se estrena “Twisters” (“Tornados”), dirigida por Lee Isaac Chung (nominado al Oscar por “Minari”) y con Daisy Edgar-Jones, Glen Powell, Anthony Ramos, Maura Tierney, Brandon Perea, Daryl McCormack y Sasha Lane, a partir de un libreto de Mark L. Smith.

Powell se apuró en decir que la nueva producción no es una remake de la original.  “No estamos tratando de recrear la historia de la primera, es completamente original. No aparecen los mismos personajes, por lo que no es realmente una continuación. Es simplemente su propia historia independiente en la actualidad”, le dijo a Vogue.

Más allá de las aclaraciones, hay puntos de contacto insoslayables. La protagonista es Kate Cooper es una excazadora de grandes tormentas perseguida por un devastador encuentro con un tornado durante sus años universitarios, que ahora se dedica a estudiar los patrones de comportamiento de esos fenómenos lejos del terreno y sentada en un escritorio frente a las pantallas en una oficina en Nueva York. Pero su inquietud va más allá de la seguridad de las cuatro paredes cuando su amigo Javi la convoca para viajar de regreso a las grandes llanuras abiertas norteamericanas, con la excusa de que sólo en el lugar se podrá probar la eficiencia real de un nuevo e innovador sistema de seguimiento.

Allí, se cruza con Tyler Owens, un imprudente superestrella mediático que disfruta publicando en las redes sociales sus aventuras con la certeza de que mientras más peligrosas sean (y más en peligro esté su vida) más audiencia y más rédito económico obtendrá.

“A medida que la temporada de tormentas se intensifica, se desatarán fenómenos aterradores nunca antes vistos, y Kate, Tyler y sus equipos competidores se encuentran de lleno en el camino de múltiples sistemas que convergen sobre el centro de Oklahoma en la lucha de sus vidas”, se agrega en la sinopsis.

La destrucción masiva, la evolución de las relaciones, la necesidad de sentirse seguro y el cumplimiento de la autoimpuesta misión de salvar a los más desamparados se entrelazan en la historia, cuya previsibilidad hace que haya una especial atención al despliegue de los efectos visuales. Es que han pasado 28 años del estreno del filme que despertó el interés en esta temática y mucho ha mejorado la industria en resolver técnicamente cómo contar la trama con tantas cosas volando peligrosamente.