Asombro. Quizás es poco destacar con esa palabra haber conocido a esta altura de mis casi 70 años una ciudad en el país del norte. Elegí solo una ciudad, no es pequeña, para enumerar mis asombros y vi que las otras que la integran como estados son iguales y quizás mejores. Por supuesto que no hay comparación con respecto a las magnitudes de sus edificaciones y estructuras gigantes, que reflejan el genio humano de la arquitectura moderna. Primero: es la seguridad, el respeto mutuo como sabiendo que si algo malo haces, tendrás castigo seguro. El silencio, no hay bullicios. Limpieza, es inimaginable todo acomodado. El tránsito, ahí quiero hacer importante hincapié: en las calles ves el cartel octogonal rojo que dice STOP y tenés que detenerte; las calles, las mayorías doble mano, y en el momento que estás por cruzar el automóvil se debe detener. En la autopista no tenés indicado por dónde andás despacio o al límite, carriles liberados. Pero eso sí, no tenés que pasar de 55 millas cuando te lo indican. Las multas las respetan y se las pagan. Otra: el correo, si no se encuentra el destinatario de sus encomiendas, las deja en la puerta... y nadie las toca. Quizás vea a mi ciudad convertida así mañana porque creo que estamos tomando conciencia de lo que aprendemos de otras urbes.
Luis Coronel
La Ramadita - Taco Ralo