Créase o no… hasta hay quienes encuentran excitante la defecación y todo lo que tenga que ver con ese acto. Basta mirar, por ejemplo, algunas líneas de la correspondencia privada de Mozart a su prima Marianne: “Te deseo una buena noche, pero antes cágate en la cama y aplasta el resultado”, “¡Oh, mi culo arde como si tuviese fuego! ¿Quizás está por llegar algún anuncio?” o “Beso tus manos, tu cara, tus rodillas y tu… en una palabra, todo lo que me dejes besar”. Por algo en grabados y dibujos de las orgías celebradas en la Antigua Roma se representan a personas evacuando en un cuenco.

Sexualmente hablando: un beso

Y como es sabido Freud, en su teoría del desarrollo psicosexual, puntualizó que los niños pasan por diferentes etapas, una de las cuales es la “anal” o “anal-sádica” -aproximadamente entre los dos y los cuatro años-, momento en que la libido se organiza bajo la primacía de esa zona erógena y todo lo referente a su función (expulsión-retención), cargada de valor simbólico. Se hace evidente que el niño encuentra placer en controlar sus intestinos.

Un fetichismo

La coprofilia o coprolagnia es considerada una clase de fetichismo, muy poco frecuente, que consiste en la excitación sexual vinculada a las heces. En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, forma parte de las llamadas parafilias “no especificadas”. Es decir, sin un criterio específico para su diagnóstico, pero en las que “el comportamiento y urgencias sexuales causan un cambio disfuncional en el ámbito social”.

Muchos aficionados a la escatología combinan su práctica con el voyeurismo o la sumisión. De hecho dicen que algunos prostíbulos sofisticados cuentan con artefactos especialmente diseñados para que los clientes accedan a un buen primer plano.

En el diario erótico victoriano “Mi vida secreta”, obra de un tal Walter, el autor cuenta que hizo un agujero en la pared del baño de mujeres de una estación de tren y se pasó el día mirando a las señoras hacer lo propio.

Con una mayor tecnología, hace unos años un hombre fue arrestado en Estados Unidos por instalar discretas cámaras en baños públicos. De hecho, algunos sitios de internet simplemente ofrecen la ingenua visión interior de estos cubículos.