En un lejano 1993 la cineasta argentina María Luisa Bemberg filmó la película que da el título a esta carta. No sé si la vio o no o si se acuerda de la trama del filme pero yo me permito comentarle de qué va el guión. Leonor, una rica viuda, está muy orgullosa de su única hija, de trece años. Sólo hay un problema: la chica es enana. Leonor, toda una autoridad, ha logrado que la gente no hable del problema de su hija. Es la síntesis que realiza un sitio especializado en cine. Pero el motivo de usar este espacio, que gentilmente nos brinda el diario, es para referirme a un tema del que tampoco se habla: los jubilados tal vez porque no existe para una mayoría que despreocupadamente mira hacia otro lado para descubrir lo que es realmente importante. Hace unos días el Indec nos informó que para no ser pobre en Argentina un ciudadano necesita contar con $873.169 y para no ser un Indigente, con unos $393.319 con los que sobrevivirá sin llegar a mitad de mes. Pero un jubilado que percibe la mínima de $215.623 recibe una cifra que es casi la mitad de la que necesita para no ser un Indigente y cuatro veces menos para no ser un pobre. Aportó toda su vida y hoy es un mendigo. Pero de eso no se habla, como la obra de la Bemberg, y menos se escribe…
Jorge C. Álvarez jorgeal55@protonmail.com
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