Domingo 28 de julio. ¿Será un día feliz para los venezolanos? Correr contra el “caballo del comisario” nunca tuvo un final feliz. Aquí en Latinoamérica no hemos entendido todavía que un Presidente en funciones no puede, moralmente, comandar una actividad eleccionaria donde tiene sus intereses personales involucrados. La tentación del poder y el miedo a perder - con las consecuencias que podrían surgir- vencerá todo escrúpulo moral (si lo tuviere) involucrado. ¡Pobre Venezuela! Los millones de forzados emigrantes refugiados en ajenos países deben estar suplicando que se restaure la democracia perdida. Obvio que si esto ocurre, será un milagro. Y como tal, podría influir sobre el destino de otras dictaduras vecinas que vegetan alrededor de este sufrido país, con un 1/4 de su población sufriendo en el exilio. Ojalá que este mal ejemplo para el mundo termine de una vez. ¡Fuerza, venezolanos!.
Darío Albornoz
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