Dos procedimientos en los que se secuestraron más de 3.500 municiones generaron un interrogante. ¿En Tucumán hay un mercado negro de municiones? Eso trata de establecer el fiscal Mariano Fernández en una investigación que recién comienza y que, de acuedo a los primeros indicios que lograron reunir en las últimas horas, puede llegar a tener un final polémico.

El viernes, personal de la seccional 12ª, al mando de los comisarios Claudia Yapura y Nicolás Marchant, se presentaron en un domicilio de Lomas de Tafí. Allí secuestraron más de 3.000 proyectiles de diferentes calibres. Horas después, en Ranchillos, los efectivos de esa comisaría dirigidos por Sergio Herrera y Carlos Ruiz encontraron más de 200 cartuchos en la casa de un particular.

En ambas oportunidades, los dueños de las viviendas señalaron que ellos tenían autorización para comercializar las municiones. Habrían explicado que sus clientes eran personas que se dedicaban a la caza. Ahora, según explicaron fuentes judiciales, tendrán que presentarse para probar sus dichos.

“Vendo una caja de cartuchos calibre 16”, subió un cazador a uno de los tantos grupos que reúnen a los amantes de esta actividad. “Tengo balas nueves milímetros que me sobraron. Vendo a muy buen precio o cambio por cartuchos del 12”, fue el ofrecimiento que hizo el miembro de otro grupo. “¿Alguien tiene balas calibre 32?”, preguntó otro. Lo que parece común en las redes sociales es totalmente ilegal.

SIN PROBLEMAS. Algunos de los ofrecimientos que se publican en los grupos de WhatsApp y en redes sociales. La Policía investiga varios de ellos.

En nuestro país la compra de proyectiles está reglamentada. Un usuario debe presentarse a un comercio con un carné que lo habilite para adquirir cierta cantidad de balas. Por ese motivo los que no cuentan con armas registradas o ya no tiene cupo para comprar proyectiles acuden al mercado negro.

“En cualquier grupo podés encontrar cualquier cosa. Desde balas hasta armas. Creo que tiene más movimiento que Mercado Libre”, señaló, riéndose, Marcos Tapia.

“Es una desgracia y da mucha bronca observar en los grupos de WhatsApp como hay ofertas. Tengo todo autorizado y hay tucumanos que compran mejores armas que las mías por izquierda. Las autoridades tendrían que estar más alertas a lo que ocurre en las redes sociales”, explicó Lautaro Heredia.

Sospechas

Al menos en el caso de Lomas de Tafí, los investigadores descubrieron que comercializaban estos productos a través de grupos de WhatsApp que está integrado por personas aficionadas a esa actividad. “Para poder comercializar municiones hay que tener una autorización y cumplir una larga lista de requisitos a los que no todos pueden acceder. Si cuentan con la documentación, no tendrán problemas”, indicó Marchant.

Secuestraron más de 3.330 cartuchos de armas de fuego en una casa de Lomas de Tafí

Al analizar los elementos que comercializaban, los pesquisas se dieron con dos situaciones que generaron más sospechas: la gran mayoría de las balas tenían puntas sólidas, cuando en realidad los cazadores normalmente usan los proyectiles con punta blanda.

Otro dato: en la vivienda ubicada al noroeste de la capital tucumana se encontraron tres cargadores del arma larga conocida como FAL (fusil automático liviano) y proyectiles para esa arma que no se consiguen en el mercado. Los pesquisas sospechan que podrían haber adquirido de algún militar o miembro de una fuerza de seguridad que cuenta con ese fusil.

“En el caso de Ranchillos, el propietario de los proyectiles indicó que era cazador y que por esa razón acopiaba las municiones. Ahora deberá demostrarlo ante las autoridades. Cumplimos con nuestra misión que es investigar el origen de las municiones. Vamos a continuar con esta tarea”, destacó Ruiz en una entrevista con LA GACETA.

Contexto

Los allanamientos se concretaron en un momento especial en el mercado. No es fácil conseguir algunas municiones y las que hay, tienen un elevado costo. Por ejemplo, una caja de 50 balas nueve milímetros cuesta $45.000.

Varios comerciantes autorizados a la venta de municiones coincidieron en señalar que la falta de stock tiene una razón de ser: los diferentes conflictos bélicos que se registran en la actualidad.

Fabricaciones Militares no estaría produciendo la cantidad de pólvora suficiente para que la industria argentina pueda fabricar las municiones que exige la demanda del mercado. Antes, a este problema lo solucionaban importando ese material desde Estados Unidos. Pero ese mercado le cerró la puerta a varios países, incluido el nuestro para responder la demanda de los estados que están en guerra.

Lo mismo estaría pasando con los proyectiles. Hasta las fuerzas de seguridad tendrían complicaciones para adquirirlos, ya que no son muchos los proveedores en el país que cuentan con stock para abastecerlos.