El enorme predio del barrio Procrear II, situado en la zona sur de San Miguel de Tucumán, quedó en estado de abandono desde hace casi un año, cuando cesaron de llegar los fondos nacionales para la obra. El emprendimiento habitacional está sufriendo el deterioro y el constante vandalismo, explicaron empresarios a LA GACETA. Se trata de un terreno de 100 hectáreas que, según los constructores, puede considerarse “toda una ciudad”, debido a que podría albergar a 40.000 personas. “Es un perímetro muy importante, y constantemente está siendo vulnerado por gente que aprovecha y retira hierros, al margen de la seguridad que tiene el predio”, dijo uno de los empresarios.
Se trata de uno de los proyectos del gobierno anterior, anunciado en 2022, iniciado en 2023 y suspendido a fines del año pasado, cuando el nuevo Presidente anunció que no había plata para obras públicas. Hay 16 empresas asignadas a la parte civil y otras siete contratadas para infraestructura que quedaron con una gigantesca obra hecha al 20%. “Son 1.056 viviendas y 1.400 lotes de servicios; en total, son 3.056 soluciones habitacionales”, según explicó un ingeniero. “Hubo muchos trabajos en excavaciones, en realización de fundaciones, en vertidos de hormigón con volúmenes muy importantes”, añadió otro. Se estableció un plazo de ejecución de 14 meses; pero este tiempo se extendió a 24 meses por distintas cuestiones administrativas. Si bien el proyecto se planteó con financiamiento nacional -con un fideicomiso manejado por el Banco Hipotecario-, la provincia también aportó recursos para infraestructura (energía eléctrica, redes de agua y cloacas, etcétera).
Todo esto se va deteriorando por falta de cuidados y de vandalismo. Las empresas dijeron que se encargan de vigilancia pero la extensión del predio la dificulta. Además, la crisis ha generado diferentes problemas en las empresas dedicadas a la construcción, varias de las cuales incluso han comenzado a desprenderse de equipos, además de los problemas laborales del sector por la paralización de las obras. En ese contexto crece el vandalismo, según contaron en el caso de las obras que quedaron pendientes en el megabarrio Manantial Sur. Cabe recordar, en este sentido, que en este barrio se han debido reconstruir un sector de 1.000 viviendas que habían sido destruidas por los vándalos, tras un largo período de abandono. Aún quedan por reconstruir algunas de esas casas vandalizadas, que la sociedad toda ha pagado al menos dos veces a causa del abandono.
Convendría, entonces, atender la emergencia que se está planteando en esta difícil circunstancia de tener una gigantesca obra en incertidumbre, que necesita cuidados y previsión de lo que sucederá en el futuro. Corresponde que las autoridades, además de la gestión para regularizar las tareas y el envío de fondos, se preocupen por la vigilancia y el mantenimiento de lo que ya se ha erigido.