Cuando todo parecía indicar que el caso quedaría impune, por un plan digno de una serie de streaming, la Policía detuvo a un joven que utilizaba una identidad falsa para delinquir, acusado sospechoso de haber abusado de una joven en el complejo Muñoz.

Después de haber celebrado el día del Amigo, una joven se retiró de un boliche con una compañera. Mientras esperaba el colectivo en avenida Juan B. Justo y pasaje Marconi, fue abordada por un hombre. El desconocido, después de amenazarla con un arma de fuego, le robó el celular. Cuando parecía que el asaltante se iría, obligó a la víctima a ingresar al interior del centro deportivo y la atacó sexualmente.

La chica, después de haberse recuperado de los golpes que le propinó el atacante, como pudo se trasladó hasta la avenida donde decidió sentarse. Los vecinos, al observar su estado llamaron a las autoridades para que fuera atendida y denunciar el caso. “A partir de ese día todo cambió en el barrio. Esta es una zona bastante insegura, pero no recuerdo que haya pasado un caso de estas características. Quedamos todos preocupados porque nuestras hijas van y vienen”, aseguró Mauro Herrera.

La investigación

La fiscala Alejandra Navarro pidió a personal de la división Delitos contra las Personas, al mando de los comisarios Daniel Montero, Diego Bernachi, Ángel Álvarez y Miguel Carabajal comenzó con la investigación. “A partir de ese día hubo varios policías recorriendo el barrio, buscando cámaras de seguridad y preguntando si alguien podía aportar los datos para que detuvieran al depravado. Todos, de alguna manera, colaboramos”, explicó María Laura Rodríguez.

Se designó un grupo de investigadores para tratar de dar con el abusador. Alfredo Durán, Laura y Facundo Frías, Manuel Pérez y Franco Gómez. Los pesquisas lograron identificar al sospechoso y solicitaron una orden detención en contra de un tal Javier Toro.

“Tenemos que destacar la valentía de la víctima. Ante este tipo de cuestiones, siempre tenemos que trabajar con mucha cautela, pero ella siempre estuvo dispuesta a colaborar con la investigación. Ella aportó muchísimos datos para que lográramos identificar al sospechoso”, sostuvo el comisario Montero.

Pero el acusado no aparecía por ningún lado. Nadie lo conocía y mucho menos, sabía dónde vivía. Por esa razón, la fiscala ordenó que la joven tenga una custodia especial por temor a que sufra algún tipo de represalia.

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Los investigadores decidieron realizar entonces una investigación en las redes sociales. Así lograron descubrir que su verdadero nombre era otro. Ahora solo faltaba detenerlo, tarea que tampoco resultaría sencilla por los movimientos que realizaba el sospechoso.

La caída

Utilizando un perfil falso de una joven lograron contactar al acusado en Facebook. Después entablaron una relación para tratar de establecer dónde vivía. Fracasaron su intento y redoblaron la apuesta: decidieron intentar acordar un encuentro personal. Después de muchas idas y vueltas, el acusado habría aceptado reunirse, pero aclaró que solo iría si es que le pagaban un viaje de ubermoto.

Ante este panorama, un efectivo se habría hecho pasar por un conductor de la aplicación que es ilegal en la provincia. Para no levantar sospechas, lo llevó hasta el lugar donde debería encontrarse con la joven. Allí lo estaban esperando un grupo de policías que lograron reducirlo fácilmente, pese a que intentó resistirse.

El auxiliar Benjamín Zavalía, siguiendo las instrucciones de la fiscala Navarro, lo acusó del hecho. Durante la audiencia, según pudo reconstruir LA GACETA, lo acusó del delito y pidió que se le dictara la prisión preventiva por tres meses, planteo que fue aceptado por la jueza interviniente. El acusado tiene causas pendientes por amenazas agravadas, delitos contra la propiedad y comercialización de drogas.