La desaparición de Luciana Muñoz, una joven de 21 años en Neuquén, ha dado un giro significativo con la detención de su exnovio, Maximiliano Áviles, por falso testimonio y entorpecimiento de la investigación. Luciana fue vista por última vez el 13 de julio, y desde entonces, la búsqueda ha sido infructuosa. Áviles, a quien había conocido a través de Facebook, mintió en su testimonio y trató de desviar la investigación, lo que ha generado sospechas adicionales en su contra.

Una de las pruebas más incriminatorias contra Áviles es la geolocalización de su celular, que lo ubicó en la zona donde Luciana fue vista por última vez, contradiciendo su declaración de que no había salido de su casa el día que se denunció su desaparición. Además, Áviles mintió sobre la situación de su relación con Luciana, afirmando que seguían juntos cuando en realidad se habían separado casi tres meses antes. Testimonios de amigos revelaron que habían tenido una discusión un día antes de la desaparición.

Durante la investigación, se encontraron rastros de sangre en la casa de Áviles, lo que podría complicar aún más su situación. Las manchas de sangre fueron halladas en varias partes de su hogar, y también se encontraron rastros similares en otro domicilio allanado. La Justicia espera los resultados de las pericias de ADN para determinar si la sangre pertenece a Luciana, lo cual podría ser una prueba decisiva en el caso.

A pesar de la gravedad de las pruebas, el juez de Garantías decidió otorgarle prisión domiciliaria a Áviles, argumentando que los delitos imputados podrían ser de ejecución condicional. La investigación continúa, con operativos en varios barrios de Neuquén, pero tras 43 días de búsqueda, aún no se han encontrado rastros concluyentes que lleven al paradero de Luciana.