El homicidio de un joven no sólo cerró las estadísticas de que, con seis crímenes, esta fue la semana más violenta del año, sino que dejó al descubierto un drama social. Vecinos quejándose de la inseguridad, pero también reconociendo que la pobreza y los consumos problemáticos, especialmente de drogas, agravan el problema. La misma queja planteó el delegado comunal de Río Seco, Luis Mendoza, la localidad donde se registró el aberrante crimen de Luján Nieva (9 años), una señal de que esta realidad se extiende en la provincia. “A veces pienso que el Gobierno debe hacerles más caricias a estos chicos”, dijo Armando Espeche, uno de los vecinos, que quedó movilizado con la muerte de un joven que no pudo ser identificado durante después de varias horas. También se confirmó que sufría severos problemas de adicción y que hace menos de cuatro meses había recuperado la libertad.

Esta historia comenzó a escribirse en la madrugada de ayer. Pasadas las cinco, el agente Fabricio Nazareno Wolters sintió ruido en el fondo de su casa en Matheu al 800. Se levantó a ver qué ocurría y cargó su arma reglamentaria. Al salir descubrió a los sospechosos en el fondo de la vivienda. Según fuentes judiciales, se identificó como efectivo de la fuerza y dio la voz de alto. Los jóvenes no acataron la orden y, según consta en el expediente, habrían amagado con extraer de entre sus ropas un arma de fuego. El efectivo, que presta servicio en la Patrulla Urbana, abrió fuego. Un disparo impactó en uno de los supuestos ladrones, que murió casi en el acto.

Un policía mató a un joven que habría intentado robar en su casa en Villa Alem

Los vecinos llamaron al servicio 911. Wolters contó todo lo que había sucedido, entregó su arma y se puso a disposición de las autoridades. El jefe de la Unidad Regional Capital, Eduardo Luna, explicó que el joven fallecido, junto a su cómplice, que terminó escapando, habrían asaltado a un drugstore ubicado a pocos metros del lugar donde se registró el homicidio.

ROBO Y DAÑO. Los ladrones se llevaron el lavamanos de un salón.

La causa está a cargo del fiscal Carlos Sale. Al no haber encontrado indicios de que el policía se haya excedido en sus funciones, decidió que por ahora no le formulará cargos, por lo que tampoco fue demorado. El jefe de la Unidad Regional Capital sí informó que, tal como indican las normas, al agente se le iniciará un sumario administrativo que evaluará su conducta. Paralelamente, recibirá ayuda de los profesionales de la Secretaría de Bienestar Policial.

Por la tarde se supo que el joven fallecido era Mauricio Exequiel Abregú (28 años). Según su planilla prontuarial, en 2014 fue detenido por primera vez por una contravención policial. También figura que recuperó la libertad el 12 de abril pasado, cuando recibió la primera condena condicional a seis meses de prisión por un delito contra la propiedad. En junio, volvió a quedar encerrado por otra falta policial.

Desesperado

Rosa González es la arrendataria de un salón de fiestas que está ubicado a escasos metros del lugar donde fue ultimado Abregú. “Esto es tierra de nadie”, se apuró en aclarar. “Me hicieron un daño enorme. El viernes pasado terminamos de reponer todo el cableado del salón porque lo habían robado. No se terminaron de ir los técnicos y sufrimos otro ataque similar. Hemos tenido que cambiar nuestras vidas para poder proteger lo que es nuestro”, agregó la mujer.

“Estás todo el tiempo viendo qué pasa. Las motos van y vienen y no sabés qué puede pasar. La verdad es que así no se puede vivir”, aseguró el verdulero Espeche.

González relató que desde hace bastante tiempo los vecinos reclaman al Ministerio de Seguridad que instalen una garita porque son permanentes los ataques que se registran en el barrio. “Lamentablemente son gente del lugar, aunque duele decirlo, pero tampoco puedo encubrirlos. Se los ve que están bien, que pueden trabajar, pero ellos prefieren salir a robar”, explicó la mujer en una nota difundida por LG Play.

“El problema es que tenemos una juventud perdida por la droga. Roban para poder consumir. Esa es la verdad. Los chicos están perdidos por la droga”, explicó Espeche. “El Gobierno debería darles más caricias. Eso significa ofrecerles oportunidades y acceso a tratamientos para que se recuperen. Esto nunca acabará si no se toman medidas urgentes”, agregó el panadero.