AVIÑÓN, Francia.- El juicio en Francia contra 51 hombres por violar durante 10 años a una mujer drogada por su marido será “postergado” a una nueva fecha, si el principal acusado “permanece indisponible” por enfermedad, anunció el presidente del tribunal.

El magistrado Roger Arata, quien suspendió por el momento el juicio hasta el lunes, planteó la posibilidad de aplazar a una nueva fecha este mediático proceso que comenzó el 2 de septiembre y debe terminar el 20 de diciembre.

El principal acusado, Dominique Pelicot, de 71 años, lleva sin presenciar las audiencias en el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, desde el lunes, pese a que su esperado interrogatorio estaba previsto para el martes a la tarde.

El médico que lo examinó “confirma la necesidad de un permiso este jueves y mañana viernes (ayer y hoy), la puesta en marcha de un tratamiento adaptado, con una posible hospitalización, y una posible fecha de salida el lunes”, indicó Arata.

Si Pelicot, que padecería una infección, regresa al tribunal el lunes, la semana se dedicaría “en prioridad” a su interrogatorio y a un nuevo testimonio de su principal víctima, su ahora ex mujer Gisèle Pelicot, detalló el magistrado.

Pelicot está acusado de drogar a su mujer administrándole medicamentos a escondidas para que la violaran decenas de desconocidos entre 2011 y 2020. Junto a él, otros 50 hombres, de entre 26 y 74 años, enfrentan penas de hasta 20 años de prisión.

Este juicio se ha convertido en un símbolo del uso de drogas para cometer agresiones sexuales y la expresión “sumisión química” se hizo conocida. También es un ejemplo, para los movimientos feministas, para relanzar el debate sobre la cuestión del consentimiento en Francia, donde la Justicia es resistente a considerar la gravedad de este tipo de casos, en los que no hay violencia física.

Desconfianza y tensión

El pueblo medieval de Mazan, donde vivía la pareja, aún no se recupera de la conmoción.

Desde hace unos días, esta localidad en el sureste de Francia ocupa las portadas de los principales medios de noticias del mundo por los horrores que ocurrían tras las puertas de varias casas de una comunidad aparentemente pacífica.

Gisèle Pélicot, de 72 años, solo se enteró de lo que le había ocurrido en 2020, cuando la policía le mostró imágenes encontradas en el disco duro de la computadora de su marido, luego de que fuera arrestado por tomar fotografías por debajo de las faldas a mujeres en un supermercado.

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La víctima declaró la semana pasada en el juicio que tiene lugar en el Palacio de Justicia de Aviñón, mientras que en Mazan las opiniones son diversas y no falta quien trata de minimizar lo ocurrido.

Los nombres de los acusados fueron compartidos en las redes sociales y algunos de ellos han denunciado ante el tribunal que ellos, sus familias y sus hijos sufren acoso en la calle y en la escuela.

Dos mujeres de la zona, que estaban cargando su coche en una calle estrecha de Mazan, dijeron que habían visto los nombres y habían reconocido al menos a tres de ellos.

“Esto crea tensiones. No sabes en quién confiar. Me siento aliviada de que pronto me mudaré de este pueblo”, dijo Océane Martin, de 25 años, en una entrevista con la cadena BBC.

La madre de Océane, Isabelle Liversain, de 50 años, plantea otra preocupación más profunda: si bien la policía ya identificó y detuvo a 50 de los hombres cuyas imágenes aparecieron en el disco duro de Dominique Pélicot, otros 30 sospechosos, aún sin nombre ni localización, siguen en libertad.

“Por lo tanto, sabemos que 30 de los 80 todavía no han sido capturados. “Hay tensiones aquí porque la gente no sabe si puede confiar en sus vecinos. Uno se pregunta: ¿es uno de los 30? ¿Qué hace tu vecino a puerta cerrada?”, dijo Liversain.

Amenazas “esperables”

El alcalde de Mazan, Louis Bonnet, de 74 años, intentó restar importancia a lo sucedido. Dijo que la mayoría de los presuntos violadores provenían de otros pueblos y presentó a los Pélicot como extraños que habían llegado hace poco.

Fue aún más lejos y consideró que las amenazas contra los acusados y sus familias eran esperables. “Si participaron en estas violaciones, es normal que se los señale. Tiene que haber transparencia sobre todo”, afirmó al tiempo que condenaba a los acusados y sus acciones.

Al hablar del caso, Bonnet expresó opiniones provocaron furia en Francia. “La gente aquí dice ‘no mataron a nadie’. Habría sido mucho peor si hubiera matado a su esposa. Pero eso no sucedió”, dijo Bonnet. También sugirió que las violaciones que sufrió Gisèle fueron menos preocupantes que las de otra víctima en la ciudad cercana de Carpentras, que “estaba consciente cuando fue violada… y llevará el trauma físico y mental durante mucho tiempo, lo que es aún más grave”.

“Cuando hay niños involucrados o mujeres asesinadas, entonces es muy grave porque no hay vuelta atrás. En este caso, la familia tendrá que reconstruirse. Será difícil. Pero no están muertos, así que aún pueden hacerlo”.

“Es muy grave, pero no voy a decir que el pueblo tiene que cargar con el recuerdo de un crimen que va más allá de los límites de lo que se puede considerar aceptable”, añadió.