Paula Quiles y Sebastián Salazar cuestionaron la decisión de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) de suspender la afiliación de los diputados nacionales que modificaron su voto respecto de la reforma jubilatoria, entre ellos, el tucumano Mariano Campero

"Es incomprensible que el partido, que siempre se ha enorgullecido de ser una fuerza democrática y abierta a la discusión, recurra ahora a medidas punitivas contra aquellos que ejercen su libertad de voto en el Congreso. Esto no es una democracia interna", afirmó Salazar.

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Por su parte, la intendenta de Bella Vista también expresó su descontento. "Lo que se está sancionando aquí no es solo una decisión política, sino la libertad de conciencia de nuestros legisladores. La UCR ha sido históricamente una casa de debate, y no podemos permitir que se persiga a quienes no se alinean con la postura oficial en cada tema", enfatizó Quiles.

La sombra de Ricardo Alfonsín

Uno de los principales argumentos en contra de la decisión de la Convención es la evidente doble vara con la que se miden los comportamientos dentro del partido. Quiles fue particularmente dura en su crítica a la falta de coherencia: "Cuando Ricardo Alfonsín aceptó el cargo de embajador en España durante el gobierno de Alberto Fernández, una gestión de un signo político distinto al nuestro, el partido no reaccionó de la misma manera. No hubo sanciones ni cuestionamientos, a pesar de que muchos consideraban que su decisión era contraria a los principios del radicalismo", comentó.

Salazar agregó: "Esta situación demuestra que la Convención Nacional está actuando de manera inconsistente. No se puede permitir que ciertos comportamientos sean sancionados mientras que otros, claramente más alejados de los ideales históricos del radicalismo, se ignoren por conveniencia política".

Tanto Salazar como Quiles coincidieron en que el partido debe replantearse su rumbo si no quiere perder el apoyo de sus bases. "La UCR no puede ser un partido que sancione a quienes piensan diferente. Debemos volver a nuestras raíces, a la apertura y el respeto por la pluralidad de ideas", señaló Salazar.

Quiles lo resumió en una frase contundente: "El radicalismo siempre fue un partido que defendió la libertad. No podemos traicionar esa herencia".