Juan Carlos Moreno vivió de todo en San Martín. Alegrías, decepciones, hazañas y caídas son parte de los más de 30 años que lleva instalado en el complejo Natalio Mirkin. Es cierto, no nació con el don de marcar goles o plantarse como férreo defensor. Tampoco tuvo los reflejos necesarios para calzarse los guantes o la visión para distribuir el juego en la mitad de la cancha. Pero, pese a no ser uno de los “11” protagonistas, “Gogui” siempre tuvo un rol fundamental: fue el masajista del plantel de Primera en los ascensos de 1988, 1992 y 2008. Pero, la labor no se restringió solamente a aquellos jugadores que vistieron la camiseta rojiblanca, sino que tuvo la dicha de masajear a Diego Armando Maradona.

“Gracias a esta profesión, pude tocar las piernas de ‘Dios’”, indica. Según Moreno, el hecho sucedió en 1996. “Ese año, el Gobierno organizó un partido a beneficio del Hospital del Niño y él vino a jugar. Me acuerdo de que el doctor Semrik se acercó y me dijo: ‘vas a masajear al mejor’. Abrió la puerta y estaba Maradona. Era un partido entre un combinado al que llamaban como Selección del interior y un mix de jugadores de San Martín y Atlético. Logré sacarme una foto porque él pidió un fotógrafo para que nos saque uno por uno de lo que estábamos dentro del vestuario”, cuenta.

La historia de “Gogui” con los masajes tiene miles de anécdotas. Pero, el inicio de la carrera fue en 1977. Moreno, en ese entonces, llegó al club como aguatero del plantel.  “Tenía que correr con el bidoncito para todos lados”, indica, aunque la curiosidad lo llevó a dar sus primeros pasos dentro de la recuperación de jugadores. “Con los años fui aprendiendo del doctor Luis Semrik y Moisés “Pety” Herrera, que era kinesiólogo. No soy un profesional, pero me hice masajista y aprendí a recuperar las lesiones deportivas”, cuenta. Por aquellos años, el complejo de San Martín estaba en proceso de construcción. “Me acuerdo de dónde estaban las máquinas, cuáles eran los trabajos que se iban haciendo e, incluso, el lago artificial que había. El Ingeniero Natalio Mirkin logró terminarlo después con las ventas de Jacinto Eusebio Roldán y de Roque Martínez. También llegué a conocer el Solar de los Deportes que estaba en la Lavalle. Ahí íbamos a comer, estaba la cancha de básquet y la pileta”, agrega.

GRAN CAMPAÑA.

Las técnicas aprendidas a lo largo de los años fueron demasiadas. Entre ellas, el masajista asegura que hay dos tipos que son esenciales para el rubro. “Los masajes de jabón son para el relax post partido; pero, también están los precompetitivos que son de fricción para calentar el músculo y que mejore la circulación”, señala. “Esta profesión te tiene que gustar demasiado, porque el club se convierte en tu casa. Es más, reconozco que no pude disfrutar de mis primeros dos hijos. Sos una especie de psicólogo porque te cuentan de todo, y tenes que cuidarlo al jugador. Sabes cuándo estás feliz, cuándo no y demás. Una vez, Ángel Tulio Zof me dijo: ‘Usted es el jugador número 12’. Al principio no lo entendía, pero se refería a que lo sabía todo y con el tiempo lo entendí. Eso hizo que me considerara un “escudo andante” de San Martín”, añade.

Si bien los procesos de Nelson Chabay fueron los que más alegrías deportivas le dieron, el ciclo de Jorge Ginarte marcó un antes y un después en su carrera. “La música fue una técnica que me permitió implementar Ginarte. Me llamó un día y me dijo: “’Gogui’ siempre te escuchó cantar. Podes traer un poquito de la música al vestuario’. Yo dudaba porque en ese tiempo no era común poner música. Y, desde ahí, soy el DJ con muchas cumbias. La idea es sacarlo de la tensión”, dice, mientras cuenta que hoy se dedica a recuperar a los jugadores del plantel de la Liga junto a su hijo Rodrigo. “Tenemos como meta crear un centro de rehabilitación para los chicos”, puntualiza.

“Gogui”, por otro lado, revela que estuvo muy cerca de ser el “mano santa” de la Selección. “Antes del Mundial 2014, estuve a nada de llegar a la Selección. Soy muy amigo de Humberto Grondona hijo, gracias al contacto que me hizo Daniel “Petete” Hernández, y él me dijo que había una pequeña posibilidad. Pero, no se concretó por motivos personales”, cuenta, aunque reconoce que el fútbol le permitió conocer a grandes personalidades. “Charlé con Menotti, masajeé Palermo cuando estuvo en San Martín y pude compartir vestuario con Gareca”, enumera.

CON EL MEJOR DE LA HISTORIA.

La última gran celebridad que llegó a conocer fue Joaquín Correa. “El contacto lo hice por medio de un amigo, que le dio mi teléfono porque tenía unos problemas en los aductores. Lo que más me acuerdo de esa anécdota son las palabras del padre. ‘Usted no solo llegó a casa por su amigo. Yo tenía seis números de seis masajistas. Pero, lo llamé porque usted fue el mejor recomendado’, me dijo. Hacíamos 100 kilómetros con mis hijos, con quienes hicimos todo el trabajo de recuperación. Estuvimos desde el 21 hasta el 28 de diciembre de 2021 para recuperarlo”, cuenta. “Aproveché para preguntarle de todo. ‘¿Cómo es Messi?’, le dije en un momento. ‘Es igual a lo que se ve en la televisión’, me respondió. Me contó muchas cosas y me mostró el museo. También me regaló una camiseta que la tengo como un trofeo”, agrega.

Moreno, por último, agradece todo lo vivido, aunque todavía tiene un sueño que sigue más que vigente: “Espero que este año se dé el ascenso que tanto buscamos”, sentencia con la esperanza de volver a repetir las sensaciones que vivió en 1988, 1992 y 2008.