En un momento oscuro para la paz mundial, el Premio Nobel de la Paz será anunciado este viernes. Entre los candidatos están el jefe de la ONU Antonio Guterres, la Corte Internacional de Justicia y la agencia para los refugiados palestinos. Los especialistas intentan vaticinar un laureado en medio de un panorama global turbulento por las guerras en Ucrania y Medio Oriente, la hambruna en Sudán y el colapso climático.

Este año, se sabe de 286 candidatos en la lista de nominados, incluyendo 197 individuos y 89 organizaciones.

El Comité Nobel noruego guarda los nombres de los candidatos en secreto durante medio siglo, pero las personas elegibles para nominarlos pueden revelar a quién propusieron. Para el Consejo Noruego de la Paz, un colectivo de numerosas ONGs, el premio debería recaer en la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), en medio del devastador conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas en la Franja de Gaza. Israel cuestiona esta posibilidad, ya que afirma que hay lazos entre el organismo y el grupo terrorista Hamas.

“Un premio de la paz para la Unrwa será un fuerte reconocimiento para su trabajo de cara a una situación política y económica difícil”, indica el colectivo. La Unrwa brinda ayuda a millones de palestinos en Gaza, Cisjordania y los países vecinos. Pero recompensar su trabajo podría indignar a las autoridades israelíes, que acusan a la organización de complicidad con Hamas.

De ser laureada, la agencia de la ONU podría recibir el premio junto a su jefe, el suizo-italiano Philippe Lazzarini.

La CIJ, máximo tribunal de la ONU con sede en La Haya, ordenó a Rusia cesar su invasión a Ucrania y, meses atrás, ordenó a Israel detener inmediatamente sus operaciones militares en Rafah, en el sur de Gaza. Las órdenes fueron ignoradas en el terreno, pero aumentaron la presión sobre los dos países para que respeten el derecho internacional. “La CIJ ha hecho contribuciones importantes”, sostiene Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo.

“Obviamente no es una corte que tenga poder o estructura para darle fuerza a sus decisiones, sino que depende de la comunidad internacional para darle seguimiento a sus fallos”, explica Urdal.

Asle Sveen, historiador y experto en los Nobel, considera que el premio debe ser para el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, probablemente junto a alguna agencia de la ONU. “La ONU necesita todo el apoyo y atención que pueda obtener para sobrevivir ante las fuerzas que consideran que la fuerza es la razón”, defiende Sveen. “Un premio de la paz para Antonio Guterres le dará una oportunidad única para (...) advertir sobre el peligro de tornar irrelevantes a la ONU y al orden mundial”, agrega.

Otros candidatos citados son el papa Francisco, la Corte Penal Internacional (CPI), la campaña para detener a los robots asesinos, la iniciativa Emergency Response Rooms para Sudán y la activista por los derechos de las mujeres en Afganistán Mahbouba Seraj.

Pero ante la situación funesta del mundo, Dan Smith, jefe del Instituto de Estocolmo de Investigación sobre la Paz (Sipri), sugiere que este año nadie reciba el premio. “Quizás sea el momento de decir ‘sí, hay mucha gente trabajando muy duro pero no lo estamos logrando y necesitamos que más gente y líderes mundiales despierten y entiendan que estamos en una situación extremadamente peligrosa”, explica Smith a la agencia AFP.

Pero eso es poco probable, porque sería visto como un reconocimiento de fracaso del comité de los premios. “Confío en que habrá un candidato merecedor del premio”, asevera el secretario del comité, Olav Njolstad.

El ganador del premio Nobel de la Paz se dará a conocer el viernes 11 de octubre, cuando se anuncie oficialmente el nombre de la figura u organización que recibirá la medalla, el diploma y la remuneración económica del premio en Estocolmo.

Los anuncios se realizan desde Oslo, Noruega, y Estocolmo, y se emiten en directo a través de los canales digitales oficiales de la organización del Premio Nobel.