Los argentinos tienen problemas severos para dormir. Según una encuesta de 2023 del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con muestras a nivel nacional, el 75,95% de las personas presentan una alteración del sueño de algún tipo. El 38,61% padece insomnio o sueño interrumpido, y el 21,39% duerme menos de las ocho horas recomendadas.

El resultado surge de un relevamiento sobre el estado psicológico de la población argentina, con muestreo incidental estratificado, de acuerdo a regiones geográficas del país. Los números sólo muestran una pequeña parte de un problema que es multicausal, y que también tiene vinculación con un país siempre convulso e inestable.

El estudio indica que la incertidumbre y el uso excesivo de tecnología afectan gravemente la calidad del sueño. Esto impacta directamente en la vida diaria de los jóvenes, quienes pueden sufrir cambios en su concentración, estado de ánimo y rendimiento académico.

“Además del estrés y la ansiedad, también tenemos una sociedad que le va robando horas al sueño y va aumentando la iluminación nocturna, la contaminación lumínica con pantallas. Por el contrario, hay una caída del rendimiento y de la productividad, y un aumento de la tasa de accidentes”, manifestó Martín Etchevers, psicólogo, docente y secretario de investigaciones de la Facultad de Psicología de la UBA, además de coordinador del estudio.

Hábitos para mejorar el sueño

Afortunadamente, el estudio indica que hay hábitos que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño y cuya adquisición se recomienda en la juventud:

1. Establecer rutinas: fijar horarios regulares para dormir y despertar ayuda a sincronizar el reloj biológico. Esto es clave para mantener un sueño reparador.

2. Reducir pantallas: evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos media hora antes de dormir. La luz azul emitida por las pantallas interfiere con la producción de melatonina, la hormona del sueño.

3. Crear un ambiente propicio: el dormitorio debe ser un santuario para el sueño, es decir, un recinto oscuro, tranquilo y a una temperatura agradable.

4. Utilizar la cama sólo para dormir: evitar ver televisión o trabajar desde la cama para asociar este espacio únicamente con el descanso.

5. Incorporar ejercicio moderado: la actividad física regular promueve un mejor sueño, pero es mejor evitar el ejercicio intenso unas horas antes de acostarse.

6. Cuidar la alimentación: evitar comidas pesadas y estimulantes como cafeína y alcohol antes de dormir.

7. Actividades relajantes: dedicar tiempo a actividades relajantes antes de dormir, como leer o meditar, puede ayudar a calmar la mente y preparar el cuerpo para el descanso.

Los jóvenes, más que nunca, necesitan priorizar su salud y bienestar, y esto incluye un buen descanso. Con el aumento de la presión académica y las distracciones digitales, establecer buenos hábitos de sueño es esencial para enfrentar los desafíos del día a día. Implementar cambios simples puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, la productividad y la salud mental.

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