He leído con atención los conceptos de Sebreli sobre Juan Bautista Alberdi, en el artículo “La última entrevista” de Fabian Soberón, editado en LA GACETA Literaria del 10 de noviembre pasado. Con respecto a la Revista que realizó junto a otros miembros del Salón Literario con el seudónimo de Figarillo, llamada “La Moda”, decía Sebreli que era para mujeres. Es una afirmación liviana; la publicación estaba destinada a los federales, a los tenderos, al público en general y dentro de este a la mujer. Pretendía vincularse directamente con el pueblo y elevar el nivel cultural de la juventud, desplegando las nuevas ideas importadas de Europa y Estados Unidos; el tema de la moda propiamente dicha no pasó de los primeros números. La publicación es de gran interés para conocer aspectos de la vida cotidiana y costumbres entre 1837/1838, plena etapa de Rosas Los conceptos de la mujer revelan una mirada aguda, critica la frivolidad al tiempo que defiende la importancia de la educación femenina, ya que su responsabilidad es grande en la formación virtuosa del futuro ciudadano. Con “La Moda”, Alberdi tomó una posición pragmática, abrazó este tema con la esperanza de que fuera una herramienta para impulsar el cambio social y lo hizo con una narrativa propia. En cuanto a su sexualidad, Alberdi era conocido por sus amores. Le encantaban las mujeres. Alberto G. Padilla narra en su escrito “Alberdi galante”, sus preferencias femeninas y su inclinación por el bello sexo. Frecuentaba los salones aunque no bailaba. Dedicó buena parte de su vida a alternar con la mujer. Si bien reconcentrado y sensible sabía conmoverse con dignidad y era capaz de confesar ternuras. Así se presenta a través de las cartas citadas por Padilla y de las referencias de Jorge M. Mayer, en “Alberdi y su tiempo”. Mi intención es hacer un aporte sobre la personalidad de Alberdi a quien tanto debemos.

Elena Perilli de Colombres Garmendia

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