Atlético Tucumán viene realizando grandes esfuerzos en el desarrollo de las Divisiones Juveniles buscando consolidar una estructura sólida y competitiva dentro del Fútbol Argentino.

Más allá de que los trofeos fueron para Vélez (que se quedó con los títulos en Quinta, Sexta, Séptima y Octava), Belgrano (dio la vuelta olímpica en Cuarta) y River (el mejor en Novena), en el “Decano” tienen motivos para festejar. “Creo que sacamos el 40% de los puntos, una de las mejores campañas (de la historia) de las formativas del club”, remarcó Martín Anastacio, coordinador de las divisiones juveniles.

En Atlético, a lo largo del año, trabajaron para posicionar al club como una entidad formadora y competitiva en el noroeste argentino. Fernando Fontana, exjugador de Atlético y técnico de la Quinta, destacó el progreso alcanzado por su categoría. Bajo su dirección, el equipo terminó en el puesto 15 en el torneo de juveniles de AFA, lo que lo convierte, junto a la Octava, en la categoría más destacada del club en términos estadísticos. La División de Fontana finalizó en el puesto 15 y obtuvo 35 puntos de 81 posibles (el campeón fue Vélez con 65). Fue la categoría “decana” que más ganó (10 partidos) y la cuarta que menos perdió (12).

Sin embargo, Fontana subrayó que aunque los resultados pueden influir en el ánimo de los jóvenes, la prioridad siempre es su formación. “Más allá de los puntos que sumamos, el balance del año es bueno porque contamos con un cuerpo técnico comprometido que aporta lo mejor de sí”, comentó, refiriéndose al equipo de colaboradores que incluye preparadores físicos, asistentes y hasta un coaching especializado.

Una de las mayores dificultades que enfrenta Atlético (y los otros clubes del interior) es la logística de los viajes desde el interior del país hacia Buenos Aires, en donde se encuentran la mayoría de los rivales. Anastacio destacó que deben viajar dos veces al mes para disputar partidos, lo que genera un desgaste significativo entre los jugadores. Este factor condiciona el rendimiento y la planificación de cada encuentro.

“Por eso tenemos un plantel de 33 jugadores y promovemos mucho la competencia interna”, explicó Fontana. Además, para mitigar los efectos del cansancio, el cuerpo técnico se esfuerza en gestionar las cargas de entrenamiento, permitiendo que todos los jugadores tengan oportunidades tanto en la AFA como en la liga local. Esta dinámica ayuda a mantener motivados a los jóvenes, quienes sienten que tienen posibilidades reales de demostrar su talento.

En diálogo con LA GACETA, Fontana define a la Quinta como una “categoría bisagra”, pues es la que más jugadores nutre a la Reserva, el paso previo a la Primera.

Los chicos de esta categoría, con edades entre 17 y 18 años, están en una etapa clave en la que el equilibrio emocional es esencial. A lo largo de la temporada, los resultados de los partidos, tanto en victorias como en derrotas, influyen en el estado de ánimo del grupo y el cuerpo técnico trabaja para que estos momentos sean experiencias formativas. “Lo importante es que los chicos pasen por todas las etapas: ser titulares, suplentes, capitalicen el sentido de pertenencia y, sobre todo, aprendan a manejar las frustraciones”, agregó.

La gestión emocional es otro aspecto clave en la formación de los jugadores. Fontana y Anastacio coinciden en que el objetivo es preparar a los chicos para enfrentar las dificultades del fútbol profesional. Aprender a competir, sobrellevar la presión de los resultados y enfrentar la incertidumbre de no siempre ser titulares son aprendizajes que los acompañarán toda su carrera. En ese sentido, Fontana resaltó el trabajo y la importancia de contar con el coach Antonio Ruiz Riera, que también participa del día a día con entrevistas grupales e individuales en todas las categorías más chicas.

El ex defensor también enfatizó la importancia del proceso formativo en categorías menores que sumaron muchos puntos este año. Para el técnico, la clave está en el trabajo que se viene realizando en pre-AFA. “Ese trabajo con las categorías más pequeñas es fundamental para que los jóvenes lleguen aceitados a las superiores”, dijo.

DE SELECCIÓN. Braian Mamaní es delantero de la Quinta de Atlético y de las juveniles de la Selección de Bolivia.

En la recta final de cada año llega el momento de las despedidas y de cortar el vínculo que se genera entre los técnicos y los jugadores. “Son como nuestros hijos; es muy gratificante verlos crecer y saber que siguen en ese camino hacia el profesionalismo”, reflexionó.

Más allá de los buenos resultados, puertas adentro los “profes” también valoraron el trabajo dirigencial. “Estamos mejorando desde la parte estructural, muy esperanzados con los resultados que se empezarán a ver una vez que tengamos el predio en San Andrés porque vamos a tener nuevas comodidades que son necesarias para el desarrollo de los chicos y del club”, explicó Fontana.

La categoría que funciona como semillero

Dentro del plantel de Fontana, hay varios futbolistas que ya comenzaron a tener participación en Reserva, entre ellos se destacan Axel Alfonso, Braian Mamani, Gonzalo Reyes, Facundo Agüero y Axel Soria. De hecho, durante gran parte del torneo, Alfonso fue titular e incluso (cuando Enrique Maza estuvo lesionado) completó el grupo de arqueros de Primera en los entrenamientos junto a Tomás Durso, Ignacio González y Gustavo Lescano.

Luego de una camada de jugadores muy buena, integrada por jugadores de la talla de Tomás Cuello, Ignacio Maestro Puch, Ramiro Ruiz Rodríguez, Nicolás Romero y Agustín Lagos, los chicos categoría 2007, 2008, 2009 ya empiezan a asomar con fuerza. Este año fue testigo de una evolución notable en las Juveniles. Lejos de plantearse como objetivos de quedarse con los títulos como Vélez, Belgrano y River, en Atlético se enfocan en construir una estructura sólida para consolidarse como un referente de formación en el interior del país. “Queremos que sueñen, que aprovechen las oportunidades y que construyan su sentido de pertenencia hacia el club, porque son ellos quienes representarán a Atlético en el futuro”, sentenció Anastacio.