Fundador de FALK Impellers y FALK Advertising Matters.
Es consultor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.

Es 1937, y la guerra ha dejado cicatrices en su mente. La soledad de Pablo Picasso se refleja en un enorme lienzo en blanco que lo atormenta y desafía.

Las noticias de la masacre en Guernica pesan sobre su alma; el horror y el dolor se mezclan como cuando crea un color a partir de otros. Toma el pincel. No pinta para entretener ni para cumplir con encargos; pinta porque necesita expresar lo que las palabras no alcanzan. Cada trazo es un grito, cada mancha de color es una herida abierta. “Guernica” no es solo una obra de arte; es su furia, su tristeza y su resistencia hechas pintura.

¿Podría una máquina hacer lo mismo? ¿Podría una inteligencia artificial, incapaz de sentir dolor o rabia, plasmar algo que realmente conecte con nuestra esencia humana? Esa es la pregunta que surge cuando hablamos de “Inteligencia Artística Artificial” (IAA).

Recreación de Picasso y su Guernica re-creado por Federico Lix Klett con ImageFX.

¿Existe arte sin amor y dolor?

El arte humano no surge de algoritmos ni de combinaciones aleatorias de colores o sonidos. Su raíz está en el amor, en el dolor, en nuestra capacidad de sentir y padecer.

Del latín pati, “sufrir”, emerge nuestra conexión más profunda con la experiencia, mientras que sentire, “percibir con los sentidos”, transforma esos momentos en algo que otros puedan comprender y sentir. Las grandes obras de la humanidad, como el “Guernica” de Picasso o las canciones del Flaco Spinetta, no existirían sin ese hilo emocional que conecta al autor con su obra.

La Inteligencia Artística Artificial sigue siendo el resultado de cálculos matemáticos de combinaciones de ceros y unos. Pero atravesados por la intención de la persona que los pide. Nosotros actuando como ingenieros de prompts, dicho en crillo pidiéndole cosas a una IA. Entonces, ¿Es una pieza original y nuestra o es algo ajeno y matemático?

Arte conectado

El arte no es un acto aislado; es profundamente social. Aunque las obras parezcan personales, están destinadas a conectar con otros. El arte del artista conecta la obra con nuestras emociones. Somos, como individuos, una suma de experiencias compartidas, de historias comunes que encontramos en el otro. El arte, por su propia naturaleza, construye puentes: del autor al espectador, del espectador al mundo.

Sin embargo, al observar una obra creada por IA, como las que genera DALL·E o ImageFX, la conexión no surge del supuesto “creador” (la máquina) sino de la interpretación que le das vos al pedirle algo. Si este arte careciera una historia detrás. ¿Es eso suficiente para que lo consideremos arte? ¿O solo estamos ante una estética sin esencia?

Creo que la diferencia está en que podemos generar imágenes, canciones, poesías, cuentos con IA. Pero, si detrás de esos resultados, no están nuestras emociones e intenciones el resultado será una pieza sin alma, sin gracia que será un resultado lógico pero carente de sentimiento.

Razonamiento Computacional: una precisión necesaria

En mi artículo "Inteligencia Artificial: ¿Estamos todos equivocados?", reflexionamos sobre si el término “inteligencia artificial” es adecuado. La inteligencia, como la entendemos, implica una conciencia, una intención. Lo que hacen las máquinas no es crear con propósito; es seguir patrones, procesar datos. Prefiero llamarlo Razonamiento Computacional (RC), porque no implica ni conciencia ni emocionalidad.

Aplicando esto a la Inteligencia Artística Artificial (IAA), la pregunta es inevitable: ¿qué tan auténtico puede ser el arte creado sin emociones ni conciencia? Lo que las máquinas hacen no es creatividad en el sentido humano, sino re-creación.

Cuando usamos herramientas para crear imágenes como DALL·E, Midjourney o música como SUNO, la chispa inicial sigue siendo nuestra, y la máquina responde. Sin nuestra intención detrás, el resultado no existiría.

¿Qué hace al arte verdadero?

Todo arte tiene un propósito, incluso cuando parece no tenerlo. Los dadaístas, con su rechazo a las normas, buscaban precisamente desafiar. Una máquina, en cambio, no tiene propósitos propios. Solo sigue instrucciones. El prompt que usamos para guiar a la IA es una extensión de nuestra intención, y sin esa chispa inicial, el resultado es solo una combinación sin sentido.

En un taller reciente en La Gaceta, probamos SUNO para crear canciones personalizadas. Definimos la letra, el tono, el género, y la máquina ejecutó esas instrucciones. SUNO nos devolvió una melodía, pero el propósito seguía siendo nuestro. La máquina no “quiso” nada, simplemente nos ayudó a plasmar nuestra intención.

Si estás leyendo el diario en papel, andá un segundo a la versión online. Podés escuchar la canción “Voces del Norte” acá: https://suno.com/song/f10edd7d-d885-4e3e-b26d-61c1bc855438

¿Qué significa “arte asistido”?

El arte generado con IA no nos reemplaza, sino que amplía nuestras posibilidades. Un arquitecto puede usar IA para diseñar estructuras imposibles, un escritor puede superar el bloqueo creativo con ideas propuestas por un algoritmo, y un pintor puede experimentar con nuevas paletas sugeridas por estas nuevas herramientas de Inteligencia Artificial “Generativa”. Este arte compartido enriquece nuestro proceso creativo sin robarnos el control.

Pero esto también plantea una inquietud. Si dependemos demasiado de estas herramientas, ¿qué ocurre con nuestra creatividad? Tal vez la respuesta esté en cómo usamos estas tecnologías. Si las vemos como aliadas y no como sustitutas, la creatividad humana se verá potenciada, no suplantada. Y ese mensaje atraviesa mi filosofías sobre la Era de la Humanidad Aumentada.

¿Puede la máquina llegar a sentir?

Por ahora, las máquinas no sienten, pero imitan. Simulan patrones emocionales, pero no tienen conciencia de lo que significan. Y aunque algún día logren replicar esas emociones, ¿podrían alguna vez crear arte que conmueva como el nuestro? La respuesta parece improbable, porque el arte no es solo una cuestión de técnica: es el reflejo de nuestras vivencias, de nuestra humanidad.

Las máquinas podrán procesar y replicar patrones, pero no pueden experimentar la vida. Y es esa experiencia lo que convierte una simple creación en arte verdadero.

¿Arte humano, artificial o re-creativo?

El arte que generamos con la ayuda de IA nos lleva a una nueva categoría: el arte re-creativo. Es un arte híbrido, donde el humano y la máquina trabajan juntos para lograr algo que ninguno podría haber hecho por sí solo. Esto redefine nuestra relación con la creatividad, sin restarle valor a lo que somos.

Querido amigo, en esta Era de la Humanidad Aumentada, el arte no se reemplaza: se transforma. Y mientras sigamos aportando la chispa emocional, el propósito y la conexión, el arte seguirá siendo humano, aunque asistido por máquinas.

Te dejo una lista de links de herramientas para crear con IA. Me encantaría leer en los comentarios tu experiencia. Tus ideas y enriquecer esta notas con el debate del foro.

Fuentes:

SUNO
https://suno.com

DALL·E
https://openai.com/dall-e/

Midjourney
https://www.midjourney.com/

ImageFX

https://aitestkitchen.withgoogle.com/tools/image-fx

"Inteligencia Artificial: ¿Estamos todos equivocados?"

https://www.lagaceta.com.ar/nota/1040216/sociedad/inteligencia-artificial-estamos-todos-equivocados.html

Galería de imágenes creadas con ImageFX

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