La tarde que debía ser una fiesta deportiva terminó en un infierno para los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y allegados de Sportivo Guzmán. En el estadio “Ingeniero José María Paz”, los “Julianos” fueron víctimas de una brutal agresión por parte de los simpatizantes de Atlético Concepción. ¿El motivo? haberlos derrotado por 3 a 0 y eliminado de los octavos de final de la Región Norte del Regional Federal. Las consecuencias: siete futbolistas y el entrenador del equipo visitante sufrieron golpes, al menos siete policías terminaron lesionados por intentar frenar los incidentes.
La locura estalló cuando Matías Soria marcó el tercer gol, sobre el final del encuentro. Decenas de hinchas de los “Leones” invadieron el campo de juego y atacaron a los jugadores visitantes, quienes buscaron refugio en el vestuario en medio del caos y la violencia.
“El club decidió llevar su propia seguridad, sumando entre 20 y 30 oficiales de Policía, para garantizar la integridad del plantel en un partido que sabían que podía ser conflictivo”, comentó Santino Lucena Chamorro, quien también mostró todo su enojo con el presidente de Atlético Concepción, Daniel Bustos. “Antes del encuentro, nos prometió que no pasaría nada. Aclaró que, bajo su gestión nunca había ocurrido un problema. Nos aseguró que todo estaba bajo control, pero fue una mentira. Cuando comenzó el lío, desapareció”, aseguró el delantero de 21 años.
“Nos rodearon en el banco de suplentes, volaban piedras, botellas, de todo”, describió Lucena Chamorro. “Fue terrible. En un momento cerré los ojos y me imaginé lo peor. Pensé que no iba a ver más a mi familia, porque esa gente no estaba consciente de lo que hacía. Estoy agradecido con Dios de que estamos con vida”, añadió Matías Barrionuevo.
Barrionuevo (22) fue atacado en el campo de juego; y aun cuando no opuso resistencia igualmente terminó lesionado. “Me pidieron la ropa y les dije: ‘no me hagan nada, tengo familia, les doy todo’. Cuando les di la camiseta, alguien me cortó con un cuchillo en la pierna. En ese momento opté por correr para buscar a mis compañeros, pero nuevamente sentí un impacto, esta vez el dolor venía desde atrás. Me hicieron una placa y salió que tengo la espalda muy jodida”, se lamentó.
“Eran 13 policías contra 200 o 300 personas. No pudieron contenerlos. Varios de mis compañeros fueron heridos. Fue todo una locura”, aseguró el arquero suplente Emanuel Rivadeneira. “A mí me tocó recibir un puntazo en la pierna, probablemente con un arma blanca, no sé con qué exactamente. Me di cuenta recién en el Centro de Salud. Si bien no recibí saturas en el momento, no podía dormir con tranquilidad. Por eso, me acerqué hasta el Sanatorio 9 de Julio donde me hicieron dos puntos”, agregó el “1”.
La violencia no cesó
Los jugadores del “Juliano” lograron llegar al vestuario, pero la violencia continuó. “No podíamos respirar por los gases y las bombas de estruendo. Las piedras seguían entrando por el ventiluz, y los hinchas golpeaban la puerta con fuerza para tirarla abajo”, dijo el arquero Nahuel Abregú, que fue atendido de urgencia por un golpe en la cabeza.
La brutal agresión dejó a siete jugadores heridos, de un plantel de 18. Entre ellos, Lencina Chamorro recibió un golpe en la cabeza con una botella, lo que le provocó una hemorragia y una baja de presión en el vestuario. “Cuando me atendieron, lo primero que hicieron fue una placa para descartar algo más grave. Por suerte, todo salió bien, pero el susto fue enorme”, aclaró el delantero.
Daño psicológico
Más allá de las heridas físicas, los jugadores reconocen que el daño psicológico fue significativo. “Fue un momento de terror. Nadie está preparado para algo así. Somos jóvenes, y esto no debería pasar en el fútbol”, reflexionó Lucas Sánchez. “A mi me pegaron una pedrada en la cabeza y tengo un dedo fracturado. Mi familia estuvo viendo el partido y cuando fue todo el caos se preocuparon bastante. Gracias a Dios y al presidente que llevó su propia Seguridad, estamos superando todo esto”, agregó el mediocampista de 21 años.
Sportivo Guzmán-Atlético Concepción: invasión de campo de juego y salvaje agresión a los jugadores del "Juliano"Tras casi una hora de encierro, los jugadores del “Juliano” lograron salir en camionetas de la Policía hacia una comisaría cercana. Desde allí, los trasladaron al estadio “Humberto Rizza”, donde los esperaban sus familias. “Fue muy triste. En lugar de festejar la clasificación, estábamos llorando con nuestras familias. Mi madre y mi hermana estaban desesperadas porque no sabían nada, ya que muy pocos habíamos llevado celulares. La transmisión se cortó después de nuestro tercer gol y no se supo nada más”, contó Lucena Chamorro, entre lágrimas.
La Policía, sobre la agresión a los jugadores de Sportivo Guzmán: "Nos vimos rebasados"La recuperación de los jugadores heridos sigue siendo una prioridad, pero también lo es la salud emocional del plantel. “Somos un equipo joven, y esto nos dejó marcados. Espero que la Liga tome medidas ejemplares. Hay pruebas, videos, todo. Lo que vivimos no se lo deseo a nadie”, concluyó Abregú de una jornada futbolística que quedó manchada por la violencia.
El inicio de todo: una acción polémica despertó el caos ena la cancha del "León"
En la previa del partido entre Atlético Concepción y Sportivo Guzmán, algunos fanáticos del “León” protagonizaron una insólita escena que, aunque parecía solo un acto folclórico, se transformó en un presagio de violencia. Los jóvenes ingresaron al campo de juego con un muñeco que llevaba los colores del “Juliano”. Ante las risas y la ovación de la hinchada local, se llevó a cabo un ritual peculiar: el muñeco fue prendido fuego en un acto que dejó en evidencia la rivalidad entre ambos equipos y la intensidad con la que se viviría la revancha de los octavos de final del Regional Federal. Lo que al inicio parecía una expresión simbólica terminó siendo el preludio de una jornada marcada por la violencia, cuyo desenlace pudo haber sido trágico.