Gisèle Pelicot fue aclamada como una “heroína”, después de que la Justicia de Francia condenó a su ex marido por haberla drogado durante una década para violarla junto a decenas de desconocidos, en un histórico juicio que conmocionó al mundo.

Entre gritos de “¡Gracias Gisèle!”, esta mujer de 72 años abandonó el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, que declaró culpables a los 51 acusados en este macrojuicio, aunque la mayoría de las penas impuestas decepcionó.

Sin sorpresas, los magistrados impusieron la pena máxima de 20 años de prisión a Dominique Pelicot, quien nunca negó haber administrado a escondidas ansiolíticos entre 2011 y 2020 a su entonces mujer para dormirla y violarla junto a desconocidos que contactó por internet.

Sin embargo, el tribunal también condenó a los otros 50 acusados a entre 3 y 15 años de prisión, unas penas inferiores a las solicitadas por la fiscalía que crearon malestar en los tres hijos de Gisèle y Dominique Pelicot, y entre colectivos feministas.

“Los hijos están decepcionados por las bajas penas”, comentó un miembro de la familia, que pidió el anonimato, indicando que ninguno quiso hablar con su padre tras la condena.

“Respeto” la sentencia, dijo en cambio en una breve declaración a la prensa Gisèle, a quien el diario New York Times calificó de “heroína feminista” por rechazar un juicio a puerta cerrada, al que tenía derecho como víctima, para que “la vergüenza cambie de bando”.

“Pienso en las víctimas no reconocidas, cuyas historias permanecen a menudo en la sombra. Quiero que sepan ustedes que compartimos el mismo combate”, agregó la mujer, deseando “un futuro en el que todos, mujeres y hombres, puedan vivir en armonía”.

Penas inferiores

La expectativa era importante, tanto dentro como fuera del Palacio de Justicia de Aviñón. Ante periodistas de 180 medios acreditados -86 extranjeros-, los cinco magistrados del tribunal anunciaron las condenas, empezando por el principal acusado.

“Señor Pelicot, (...) lo declaramos culpable de violación con agravantes”, declaró Roger Arata, el presidente del tribunal. De pie, el condenado, de 72 años, no expresó ninguna emoción.

Pero el anunció de la fuerte pena sí le afectó. Su abogada Béatrice Zavarro no descartó recurrir la decisión. La víspera, dijo a AFP esperar que el tribunal tuviera en cuenta los “traumas” que su cliente sufrió durante su infancia, incluida una violación a los nueve años.

La Justicia también declaró culpables a los otros 50 procesados -uno de ellos, en rebeldía-, pese a que una treintena de ellos había pedido la absolución al considerar que fueron manipulados por el “monstruo”, el “lobo”, el “ogro” Dominique Pelicot.

Las penas impuestas, en la línea de los 11,1 años de media por violación en Francia en 2022, se recibieron con decepción en las afueras del tribunal, donde se congregaron miembros de colectivos feministas. La fiscalía había pedido entre 4 y 18 años de prisión.

“¡Vergüenza para la Justicia!”, gritaron algunos manifestantes, entre un importante dispositivo policial. “Mi cliente ha quedado libre y les da las gracias”, les respondió uno de los abogados de la defensa.

De los 32 acusados que comparecieron en libertad, seis no irán directamente a prisión, pese a haber sido condenados.

En el interior, el anuncio de unas penas inferiores a las solicitadas también sumió en la confusión a los acusados. “No le aconsejaré recurrir”, dijo un abogado defensor a otra letrada. Sus clientes fueron condenados a menos de 10 años.

“Cuánta dignidad”

La decisión se siguió muy de cerca en Francia y también en el extranjero, donde este juicio y su víctima se convirtieron en un símbolo de las agresiones sexuales a las mujeres. Los acusados, de entre 27 y 74 años, tienen perfiles sociales diversos.

“Cuánta dignidad. Gracias, Gisèle Pelicot”, escribió en la red social X el jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, mientras que su homólogo alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, destacó su valentía.

La clase política francesa también alabó unánimemente el coraje de la víctima, símbolo de las mujeres invisibles.

Fuera de lo común por su duración, el número de acusados y, sobre todo, la atrocidad de los hechos denunciados, este juicio ya ha hecho historia.

Las asociaciones feministas esperan que el caso cambie la actitud de la sociedad ante las violaciones, intentos de violación y agresiones sexuales, que en Francia denuncian más de 200.000 mujeres cada año.

“El combate contra la impunidad está lejos de terminar”, subrayó la francesa Fondation des Femmes, para quien este juicio permitió sacar a relucir “la existencia de la violación conyugal, la banalidad de los violadores y el alcance de la sumisión química”. (AFP)