Existen diversos trucos para encontrar vuelos baratos. Entre los más conocidos están viajar en horarios que sean poco frecuentes o elegir aeropuertos alternativos. Otros mecanismos pasan por escoger los días menos habituales; evitar las temporadas altas y las fechas festivas, y reservar el vuelo con, al menos, entres seis y ocho semanas de anticipación. Existen otras formas de abaratar los pasajes no tan conocidas: una de ellas es el skiplagging, también conocido como “vuelos de ciudad oculta”. Consiste en comprar vuelos con escalas a un destino real, pero sin hacer el último tramo. Por ejemplo, un turista quiere viajar desde Buenos Aires hasta Río de Janeiro, pero encuentra un vuelo de Buenos Aires hasta Bogotá con escala en Río de Janeiro, itinerario más barato que un vuelo directo. De esta forma, el turista compra el pasaje a Bogotá, pero bajará en Río de Janeiro, su verdadero destino.
Esta práctica está prohibida por las aerolíneas y los “castigos” pueden ir desde la quita de millas o kilómetros acumulados en los programas de viajeros frecuentes hasta demandas judiciales.
Una compañía encontró el negocio
Existe también una empresa que se dedica a ayudar a los turistas a encontrar este tipo de vuelos y ofertas. Es la plataforma Skiplagged fundada en 2013 por el empresario Aktarer Zaman, quién afirmó en una entrevista con The New York Times que, en el último año, unas 12 millones de personas utilizaron su página para aplicar este método polémico, lo que le valió denuncias por parte de aerolíneas como United Airlines, American Airlines o Southwest Airlines.
En la misma entrevista, Zaman dijo que descubrió la estrategia por curiosidad. “Acababa de graduarme de la universidad, tenía un trabajo asegurado en Amazon, en Seattle, y estaba buscando vuelos desde Nueva York. Noté que costaba la mitad volar de Nueva York a Seattle, con una escala en San Francisco, que volar directamente de Nueva York a San Francisco”, afirmó. Al ser consultado si esta práctica representaba una “amenaza” para las aerolíneas, respondió: “cada mes, unas 25.000 personas lo hacen a través de nuestra plataforma. Advertimos a los usuarios que no lo hagan demasiado seguido con la misma aerolínea. No estoy de acuerdo con que las aerolíneas pierdan dinero”.
También defendió el uso de esta práctica con el argumento de que era "muy posible” que estas ventas no hubieran ocurrido de otra manera, y que los viajeros “estaban pagando ambos tramos: el que vuelan y el que omiten”.
Otra pregunta que el Times realizó al empresario es si creía que esta práctica era ética. Zaman respondió: “creo que la ética es una decisión personal. ¿Son estos precios éticos? Están motivados por el lucro. Skiplagged trata de ofrecer opciones a los viajeros y de empoderarlos”. El dueño de la firma agregó que, si se lo proponían, las aerolíneas podían eliminar el skiplagging: “si quisieran, podrían destruir esta práctica mañana. Una forma sería reducir las tarifas a las ciudades de conexión”.