A seis días de regresar a la Casa Blanca, Donald Trump trabaja en una agenda internacional que incluye el intento por una tregua entre Israel y Hamas, su relación con China y un enfoque más estricto hacia los inmigrantes. Estas prioridades definirán el inicio de su segundo mandato.

Trump busca cerrar un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas antes de su investidura el próximo 20 de enero. “Estamos muy cerca de un cese del fuego histórico”, comentó un alto funcionario de su equipo de transición.

Las negociaciones, lideradas por Qatar y Egipto, tienen como objetivo liberar a los rehenes israelíes retenidos en Gaza y establecer un cese de hostilidades. Israel exige la lista completa de los rehenes, incluyendo vivos y muertos, mientras que Hamas condiciona la liberación a la excarcelación de prisioneros palestinos condenados por terrorismo.

Según fuentes cercanas, el presidente electo mantiene contacto directo con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mientras el emir qatarí, Tamim bin Hamad Al Thani, actúa como intermediario con Hamas. “Queremos asegurar un comienzo firme para la paz en Medio Oriente”, comentó Trump en reuniones privadas.

Sin embargo, las conversaciones en Doha enfrentan tensiones, y las partes aún no alcanzan un acuerdo definitivo. Fuentes diplomáticas indicaron que ambas delegaciones buscan resolver los puntos clave antes del 20 de enero.

Invitación a Xi Jinping

En el plano bilateral, Trump sorprendió al invitar al presidente chino, Xi Jinping, a su ceremonia de asunción en Washington. “Hemos extendido una invitación formal al presidente Xi, con la esperanza de que este gesto abra una vía de entendimiento”, afirmó uno de los portavoces de la futura administración.

Durante su primer mandato, Trump mantuvo una relación tensa con Beijing, marcada por conflictos comerciales y restricciones tecnológicas. Aunque la invitación podría interpretarse como un gesto conciliador, el presidente electo ha reiterado que protegerá los intereses de Estados Unidos. “Ninguna nación dictará cómo manejaremos nuestra economía”, declaró Trump en un reciente acto público.

Por su parte, China ha disminuido significativamente sus compras de productos agrícolas estadounidenses, como la soja, en favor de proveedores brasileños. Este cambio refleja las tensiones comerciales previas y una estrategia de diversificación económica por parte de Beijing.

Política migratoria

Donald Trump ha reafirmado su postura firme sobre inmigración a pocos días de asumir la presidencia. Durante un mitin en Arizona, declaró: “Desde el primer día, reforzaremos nuestras fronteras y deportaremos a quienes estén ilegalmente en nuestro país”.

En una entrevista con NBC, también insistió en que su gobierno buscará fortalecer la frontera Sur para reducir el ingreso irregular, sin descuidar las vías legales. “Queremos que la gente entre, pero de forma legal”, aseguró.

El presidente electo planea reinstaurar las políticas de “Tercer País Seguro” y acelerar los procesos de deportación, priorizando la salida de quienes representen una amenaza para la seguridad nacional. Aunque la implementación de estas medidas implicará desafíos logísticos y financieros, Trump afirmó que no habrá “precio que impida proteger a los estadounidenses”.

Groenlandia como prioridad estratégica

El interés de Trump por Groenlandia, expresado durante su primer mandato, regresa como parte de su estrategia de seguridad nacional. “Groenlandia es clave para protegernos de las amenazas globales y expandir nuestra influencia en el Ártico”, señaló en una reunión con asesores de política exterior.

Aunque Dinamarca y el gobierno autónomo groenlandés han rechazado cualquier posibilidad de venta, el equipo de Trump planea explorar nuevas formas de fortalecer la presencia estadounidense en la región, incluyendo acuerdos de cooperación militar.

La isla del Ártico, rica en recursos naturales, es vista como un punto estratégico frente al avance de Rusia y China en la región.