David Lynch, uno de los gigantes del cine estadounidense que retrató el lado oscuro de la vida de su país en títulos como “Twin Peaks”, “Terciopelo Azul” o “Mulholland Drive”, falleció ayer a los 78 años. “Hay un gran vacío en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él diría, ‘mantén la vista en la dona y no en el agujero’”, reza un comunicado de la familia en su página oficial de Facebook, en el que anuncia su fallecimiento. La familia no precisó las causas ni el lugar de su muerte, pero el cineasta y guionista que vivía en Los Ángeles, anunció en agosto pasado que sufría un enfisema pulmonar tras años de fumador empedernido.
Desde la intriga sadomasoquista “Terciopelo azul” (1986) hasta el thriller lésbico “Mulholland Drive” (2000), Lynch se convirtió en cineasta mundial de culto con sus inquietantes retratos de la vida estadounidense que influyeron a directores como Quentin Tarantino o los hermanos Cohen. Pero es posible que se le recuerde sobre todo por su fascinante e innovadora serie de televisión “Twin Peaks”, pionera del género antes de que llegara la era del streaming. Nominado al Oscar en cuatro ocasiones, el cineasta reconocible por su abundante cabellera blanca solo se llevó a casa una estatuilla honorífica, en 2019.
Este hijo de padre científico y madre maestra, que nació en Montana (norte) en el seno de una familia numerosa (cuatro hermanos) tuvo una vida errante. Descubrió su pasión en la facultad de Bellas Artes de Pensilvania en los años 70, donde empezó a pintar y rodar cortometrajes. Desde el principio, en su obra había personajes extraños y marginales. Su primer largometraje, “Eraserhead” (Cabeza borradora), rodado en 1977 en blanco y negro, trataba sobre un bebé deforme monstruoso. Tardó en rodarla cinco años porque apenas tenía presupuesto. La ambientó en el deprimido paisaje industrial de Filadelfia y la impregnó de una inquietante calma que se convertiría en una de sus señas de identidad. Pocas personas que la vieron la han olvidado.
Ni siquiera otro maestro en ciernes de Hollywood, Stanley Kubrick, que no escondió su admiración. Lynch prosiguió su afición por llevar a la pantalla las deformidades humanas en “El hombre elefante”, dramatizando la trágica vida de Joseph Merrick, que nació con una grave deformación física. Un irreconocible John Hurt en el papel protagonista obtuvo una de las ocho nominaciones al Oscar de la película, mientras que Anthony Hopkins interpretó al amable médico que se hizo amigo de Merrick en los años previos a su suicidio a los 27 años. Fue un éxito internacional que catapultó a Lynch al estrellato de Hollywood, pero su poder de estrella se apagó después de la adaptación de la novela de ciencia ficción “Dune”, que fue un calamitoso fracaso de 40 millones de dólares.
“Terciopelo azul” (”Blue Velvet”) le enfiló a Lynch al camino del éxito y marcó el comienzo de una relación de cinco años con la estrella de la película, Isabella Rossellini. En 1990, Lynch confirmó su regreso con la que posiblemente sea su obra más influyente: “Twin Peaks”. Ambientada en el ficticio pueblo de Twin Peaks, en el estado de Washington, cerca de la frontera con Canadá y llamado así por sus altísimos pinos, la historia de Lynch comenzaba con la recuperación en un lago de una bolsa para cadáveres en la que había una joven. A lo largo de ocho episodios se fue instalando una extraña normalidad y el asesinato de bella Laura Palmer quedó sepultado bajo capas de misterio. Fue un éxito en su primera emisión en ABC y formó parte de un gran año para Lynch, que también se llevó el primer premio en Cannes con su road movie “Wild at Heart” (Corazón Salvaje). Lynch hizo una serie secuela de “Twin Peaks” en 1991 y un año después una película spin-of protagonizada, entre otros, por David Bowie junto al entrañable agente del FBI Cooper, interpretado por Kyle Maclachlan.
Meditación
El lado oscuro del sueño americano fue una de las obsesiones de Lynch, pero se desvió del tema en “The Straight Story” para contar la historia real de un hombre que fue en su cortadora de césped de Iowa a Wisconsin para visitar a su hermano enfermo. En 2006, con el estreno de “Inland Empire”, un sombrío retrato de Tinseltown protagonizado por una desquiciada Laura Dern en el papel de una actriz abatida, Lynch dio por concluida su carrera cinematográfica. Ese mismo año se casó y se divorció de su tercera esposa, Mary Sweeney, directora y productora de cine que había sido una de sus colaboradoras durante mucho tiempo. En 2009 se casó por cuarta vez con la actriz Emily Stofle, con la que tuvo un cuarto hijo, pero a menudo estuvo ausente como figura paterna, consumido por su trabajo. “Hay que ser egoísta. Y es algo terrible”, dijo Lynch en 2018 sobre sus dotes como padre. “En realidad nunca quise casarme, nunca quise tener hijos. Una cosa lleva a la otra y ahí está”.
En las últimas décadas exploró la fotografía y la canción hasta convertirse en un defensor de la meditación trascendental. Lynch, fumador empedernido y devorador de café, solía sentarse dos veces al día desde 1973 a repetir un mantra durante 20 minutos y se convirtió en una especie de gurú del tiempo tras poner en marcha un “parte meteorológico” en línea de un minuto de duración que emitía desde su casa de Los Ángeles. (AFP)
Cinco grandes obras de David Lynch
1- “El hombre elefante” (1980)
Con “El hombre elefante”, su segundo largometraje en blanco y negro, Lynch alcanzó la aclamación del público. Fascinado por la deformidad, el joven director dio vida a la historia de Joseph Merrick, un británico de finales del siglo XIX aquejado de una enfermedad. El hombre de morfología monstruosa se convierte en un espectáculo en todo el país. John Hurt, en el papel principal, obtuvo una de las ocho nominaciones al Oscar de la película. Anthony Hopkins, también nominado, interpreta al médico Frederick Treves, que simpatiza con su paciente y cuyo diario constituye la base de la película.
2- “Terciopelo azul” (1986)
Una oreja cortada en descomposición sobre el césped, los labios rojos de una cantante de cabaret interpretada por Isabella Rossellini, un enano siniestro y la embriagadora banda sonora de Angelo Badalamenti; con “Terciopelo azul”, Lynch estableció su mundo surrealista y fue nominado al Óscar al mejor director en 1987. Dennis Hopper, en el papel de un psicópata, dio un punto más a la “inquietante extrañeza” que Lynch sabía crear tras las aparentemente tranquilas fachadas de una pequeña ciudad estadounidense.
3- “Twin Peaks” (1990-91)
Twin Peaks, una pequeña ciudad rodeada de pinos gigantes, una cafetería y sus tartas de frutas, un enano vestido de rojo, teléfonos que no paran de sonar y Laura Palmer, una colegiala sacada una mañana de un lago envuelta en una bolsa. En este ambiente tan lynchiano trabaja el agente Cooper (Kyle MacLachlan), personaje emblemático de esta obra del director que revolucionó las series de autor. Con sus dos temporadas y 30 episodios, Lynch y Mark Frost se ganaron la fidelidad de una horda de espectadores ávidos de respuestas a un misterio irresoluble. Continuó el experimento con un largometraje, “Twin Peaks Fire Walk with me” (1992), con David Bowie, y luego, 26 años después, escribió la tercera temporada de este fenómeno cultural, un largo de casi veinte horas, con guiños a toda su filmografía.
4- “Corazón salvaje” (1990)
Nicolas Cage (Sailor) y Laura Dern (Lula) están locamente enamorados, pero les persigue la madre de ella. Esta bruja alcohólica quiere deshacerse de Sailor por despecho hacia su amor y para neutralizar a un testigo incómodo de la sospechosa muerte de su marido. La persecución hasta Texas lleva a los dos amantes a extraños encuentros en lugares no menos insólitos. Lynch se inspiró en el “thriller” negro de Barry Giford, coquetea con la comedia y evoca al “Mago de Oz”, a Elvis Presley y a Chris Isaak, todo ello para sumergirse en lo insoportable, lo que le valió la Palma de Oro en Cannes en 1990.
5- “Mulholland Drive” (2001)
Concebida originalmente como una serie, esta desgarradora obra juega con las falsas pretensiones de Hollywood, sus torcidos productores y otros personajes de la industria cinematográfica. Ganadora del premio de Cine de Cannes y del César a la Mejor Película Extranjera, “Mulholland Drive” -que toma su nombre de la famosa carretera que bordea las mansiones de las estrellas del cine- sigue una retorcida trama que lleva a una belleza morena amnésica (Laura Elena Harring) y a una ingenua rubia aprendiz de actriz (Naomi Watts) a un juego de personalidades desdobladas. Junto con “Inland Empire” (2006), esta película marcó el final de la carrera de Lynch como director -aparte de un corto en 2020 en Netflix con un mono acusado de asesinato-.