El GAIA (Global Astrometric Interferometer for Astrophysics) es un satélite que tiene dos telescopios con instrumental para medir la posición de estrellas, planetas, nebulosas, galaxias y otros objetos del cielo. También puede determinar algunos parámetros físicos de estos objetos como temperatura, componentes químicos, masa, edad, etcétera, además de las velocidades con que se mueven.
La propuesta de este proyecto se presentó a la Agencia Espacial Europea en el año 2000 y su diseño comenzó en 2006. Se demoró bastante tiempo en elegir los instrumentos que llevaría para la obtención de datos y en el pulido de los espejos que son de carburo de silicio, un material muy duro. Se lanzó en diciembre de 2013 y se puso en órbita a un millón y medio de kilómetros la Tierra, en el punto de Lagrange L2, la misma distancia a la que se encuentra el Telescopio Espacial James Webb.
El GAIA estaba programado para operar durante cinco años. Se prorrogó su funcionamiento varias veces y finalmente el 15 de enero de 2025 realizó su última observación astronómica. Recién en marzo o abril de este año se lo apagará. Mientras tanto hará algunas pruebas de calibración y testeos de la degradación de los materiales que servirán para el diseño de misiones futuras.
Observó más de tres billones de objetos, de los cuales 2.000 millones son estrellas. Con esto se hará una imagen en tres dimensiones de nuestra galaxia, la Vía Láctea. También se miden las velocidades los objetos observados con exactitud, lo que contribuye a conocer mejor el movimiento de las galaxias y la expansión del Universo. Ha descubierto dos agujeros negros cercanos a la Tierra y que la Nube Menor de Magallanes (una galaxia satélite de la Via Láctea) son dos galaxias que han colisionado. También descubrió planetas extrasolares, miles de asteroides, cometas y enanas marrones. Pudo observar quásares y otros objetos lejanos con lo que contribuye a la mejor comprensión de la Teoría de la Relatividad.
Se encuentra fuera de la atmósfera terrestre por lo que puede registrar radiación que no llega a la Tierra y puede observar estrellas menos brillantes. Esto contribuirá a mejorar los modelos de evolución estelar y comprender mejor los procesos físicos y químicos que ocurren en su interior.
Aunque el satélite se apague los equipos científicos seguirán preparando los archivos de las observaciones para publicarlos. En 2016 se liberaron los primeros datos y recién en 2026 se harán públicas las observaciones de los cinco primeros años. Todavía no hay fecha para la finalización de esta tarea. Son varios miles de millones de observaciones y, como la mayor parte de los datos astronómicos, no se pueden procesar de una forma totalmente automática porque cada objeto observado tiene características diferentes. Esto es lo que hace que la investigación astronómica sea muy compleja y desafiante.
Los datos de GAIA son de acceso público, cualquier persona interesada en la astronomía puede usarlos. Hasta el momento se han publicado más de 13.000 trabajos científicos con sus datos y seguramente en los próximos años serán muchos más. Ha habido 580 millones de accesos a la base de datos y se han descargado aproximadamente 150 billones de bytes de datos. Números muy impresionantes.
Los astrónomos, sólo con GAIA, tienen datos para analizar muchos años más. Una vez más se puede decir: la historia recién comienza.