Esta foto de César Martínez Lanio es verdaderamente un poema. Nos interpela a todos. No hay generación que vea esta foto y que no pueda recrear algún “partidito” disputado en la calle.
Y cada momento que viene del recuerdo trae amigos, goles, gambetas, monedas al aire, piedra papel o tijera y por qué no los pan y queso que definían equipos y decisiones trascendentes.
Después aparecen las corridas de quiénes ponen orden para no molestar a los vecinos o para regresar a hora a la casa. Los límites pueden ser de algún policía callejero o de mamá o papá que no sabían en qué andaban los chicos. Y ellos sólo estaban detrás de una pelota que los atrapaba eternidades a cualquier hora.
Esta imagen es de una acalorada siesta de enero, en una calle céntrica no identificada, en 1935.