El proceso de adaptación y consolidación de un equipo toma tiempo, y San Martín de Tucumán no es la excepción. Aunque el equipo aún busca su mejor versión, en el debut contra Almagro ya dejó ver algunos destellos del fútbol que pretende desplegar a lo largo del año. Uno de los primeros remates al arco en esta nueva etapa llegó desde los pies de Juan Cruz Esquivel, una de las caras nuevas del plantel dirigido por Ariel Martos.
El extremo tendrá el desafío de consolidarse como una pieza clave en el ataque. Su próximo gran reto, junto al equipo, será avanzar de ronda en la Copa Argentina, cuando el miércoles el “Santo” se mida contra Colón en el estadio de Atlético de Rafaela.
Con una sonrisa que oculta el cansancio de una jornada intensa bajo el sol, Esquivel se acomoda para la entrevista. Apenas lleva unos días en Tucumán, pero asegura que el proceso de adaptación fue más sencillo. “Las sensaciones son muy buenas. Desde el primer día me encontré con un grupo increíble, tanto en lo humano como en lo futbolístico. Eso me ayudó mucho a la adaptación”, destacó el delantero de 24 años.
Nacido el 22 de agosto de 2000 en Cañada Rosquín, Santa Fe, Esquivel comenzó su carrera profesional en Atlético de Rafaela, club en el que debutó en 2019 de la mano de Juan Manuel Llop. Sus buenos rendimientos lo llevaron a Talleres de Córdoba, en donde tuvo su primera experiencia en la máxima categoría.
Luego pasó por Platense y Patronato, club con el que tuvo la oportunidad de disputar la Copa Libertadores y de marcar dos goles en la competencia internacional. Tras un paso por Tigre y Gimnasia y Esgrima de La Plata, decidió aceptar la propuesta de San Martín en busca de continuidad y protagonismo.
Su decisión de llegar a La Ciudadela no fue casualidad. Más allá de la propuesta deportiva, Esquivel sabía que se incorporaba a un equipo con un objetivo claro: el ascenso a Primera. “San Martín es un club grande, con historia y con la necesidad de volver a competir en los primeros puestos. Vengo a aportar lo mío y a pelear por cosas importantes”, remarcó.
A lo largo de su carrera, el extremo se destacó por su velocidad y capacidad para encarar en el uno contra uno. Consultado sobre sus características, él mismo se definió como “un jugador rápido, con buen arranque y que intenta siempre ir hacia adelante. Me gusta jugar en todo el frente de ataque, ya sea como extremo o como media punta. También tengo buen remate de media distancia, así que voy a tratar de aprovecharlo”, aseguró.
No es casualidad que su estilo de juego despertó elogios en el pasado. Durante su paso por Patronato, Rodolfo De Paoli, su entrenador en ese entonces, lo comparó con jugadores de renombre mundial. “Es un delantero que, si bien juega de extremo, en vez de desbordar engancha para adentro y le pega al arco, como Mohamed Salah. Tiene mucho arranque con pelota dominada, como lo que hacía Arjen Robben en Bayern Munich”, destacó el DT.
Sobre esa comparación Esquivel mostró cierta timidez, pero respondió con humildad. “Son palabras que motivan, pero trato de enfocarme en mejorar día a día. En Patronato tuve un buen torneo, pero ahora mi cabeza está en San Martín y en lo que viene”, sostuvo. “Nos preparamos bien y sabemos que las dos competencias serán duras, pero la idea es pelear arriba y hacer la mejor campaña posible”, agregó.
Esquivel, entre la adaptación y el nuevo desafío
A pesar de que todavía está conociendo Tucumán, hay algo que Esquivel ya tiene claro. “El calor se siente mucho, pero de a poco me voy adaptando. Será cuestión de tiempo”, aseguró el atacante.
Entre risas, también confesó que ya tuvo su primer acercamiento con la gastronomía local. “Probé las empanadas y son muy buenas”, explicó. “Soy más de estar en casa, pero seguro con el tiempo voy a conocer más lugares”, resaltó.
Con ilusión y ganas de demostrar todo su potencial, Esquivel afronta este nuevo desafío con la convicción de que puede aportar mucho al renovado San Martín. “El hincha tiene que seguir confiando. Nosotros vamos a dejar todo para que el equipo esté en lo más alto posible”, concluyó ese delantero que no le hace caso a las comparaciones y busca constantemente el crecimiento personal con el objetivo de un bien colectivo.