¿Cómo detectarlo?

El bullying es una forma de violencia sistemática y repetitiva entre pares. Puede manifestarse de manera verbal, física, psicológica o cibernética. Según la psicóloga tucumana Cecilia López, los padres y docentes deben estar atentos a ciertos cambios en los niños que pueden indicar que están atravesando una situación de acoso.

“El primer signo de alerta es el cambio de comportamiento: los niños pueden volverse más irritables, ansiosos o retraídos sin motivo aparente”, advierte López. “Algunos buscan excusas para no ir a la escuela, tienen bajo rendimiento académico o evitan actividades sociales. También pueden presentar alteraciones en el sueño y en la alimentación, o incluso llegar a expresar pensamientos como ‘si yo desapareciera, sería mejor’”.

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El impacto emocional del bullying puede ser profundo. “Los chicos que lo sufren muchas veces ya tienen una baja autoestima. Si no reciben ayuda, pueden desarrollar cuadros de depresión severa e incluso llegar al suicidio”, señala la especialista.

Qué hacer si lo sufre

López enfatiza la importancia de que los padres escuchen sin juzgar y validen las emociones de sus hijos. “No hay que minimizar lo que cuentan ni naturalizar conductas agresivas. La confianza y el diálogo en casa son claves para que los niños se animen a hablar”, explica.

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Entre las estrategias recomendadas, menciona reforzar la autoestima, controlar el uso de redes sociales y enseñar a los niños herramientas para defenderse de forma asertiva. También destaca la importancia de buscar ayuda profesional.

¿Y si ejerce bullying?

“Es común que los adolescentes usen un lenguaje sarcástico o de humor negro que puede ser ofensivo. Hay que enseñarles los límites y explicarles el impacto que sus palabras o acciones tienen en los demás”, sostiene López.

Las razones detrás de estas conductas suelen estar relacionadas con la falta de contención emocional. “Un niño que agrede no es un monstruo, es alguien que también está atravesando dificultades y necesita ayuda”, afirma.

Para abordar estos casos, la especialista recomienda que los padres no nieguen la situación y busquen apoyo profesional. “Es fundamental trabajar en la empatía y en la responsabilidad de los niños sobre sus acciones para evitar que se conviertan en adultos agresores”, advierte.

El rol de la educación

Flavio Garlati, especialista en Evaluación y Diagnóstico Psicológico, resalta la importancia de la educación familiar en la prevención del bullying. “Los niños necesitan sentirse seguros para compartir sus experiencias sin miedo a ser juzgados. Los padres deben ser modelos de conducta positiva y enseñar habilidades de resolución de conflictos no violentas”, indica.

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Para la psicóloga especialista en niños Natalia Gronda, abordar el bullying requiere un enfoque integral que involucre tanto a las familias como a las instituciones educativas. “Es muy importante que los docentes cuenten con formación adecuada y el apoyo de los equipos de orientación”. Según la especialista, muchas instituciones están implementando con éxito programas de prevención, detección e intervención contra el bullying, como educación por la paz, educación emocional y mediación.

“Se trata básicamente de fomentar los valores y la empatía, instalando el aprendizaje cooperativo, ayudando a resolver conflictos implicando a los estudiantes,”, concluyó.

Testimonio: “no hay que quedarse callado”

“Sufrí bullying en 2022, en un colegio de Tucumán. Mis compañeros me bajaron el pantalón en el baño. Cuando informé a los directivos, no hicieron absolutamente nada. Me sentí muy enojado y vulnerable al mismo tiempo. Mis padres decidieron cambiarme de colegio. En la nueva institución me sentí muy bien, porque mis compañeros son personas empáticas y respetuosas conmigo. Aquí aprendí lo que es sentirse bien dentro de un colegio. Mi consejo es: si sufrís bullying, no hay que quedarse callado porque siempre habrá alguien que te escuche, te crea y pueda brindarte su ayuda”.

(Ariel, 18 años, víctima de bullying en Tucumán).

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Las instituciones deben contar con protocolos de actuación. En nuestra provincia se ha impulsado programas de convivencia escolar, pero la efectividad de estos depende del compromiso de directivos, docentes y familias. Los padres pueden exigir:

•Que se activen medidas de protección para la víctima.

•Que se realicen intervenciones con el agresor y su familia.

•Que la escuela implemente talleres de prevención.