La alimentación toma un rol crucial cuando se trata de prevenir y tratar el cáncer. Esto lo demuestra una última investigación, que revela que existen algunos alimentos que pueden desempeñar un papel clave en la proliferación de las células cancerígenas.

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Una reciente investigación publicada en la prestigiosa revista Nature y citada por el diario La Razón reveló que la fructosa, especialmente la proveniente del jarabe de maíz de alta fructosa (High Fructose Corn Syrup - HFCS) y presente en muchos alimentos de las cocinas, puede transformarse en el organismo en compuestos que favorecen el crecimiento de células dañinas. 

El efecto de la fructosa en el hígado

Los investigadores analizaron los efectos del HFCS en modelos animales con tumores de melanoma, cáncer de mama y cáncer cervical. Contrario a lo que se esperaba, descubrieron que la fructosa no alimenta directamente a las células cancerígenas. en cambio, el hígado juega un papel fundamental al transformar la fructosa en compuestos que favorecen el crecimiento de los tumores.

Para llevar a cabo el estudio, los científicos administraron una dieta rica en fructosa a ratones con tumores y observaron su evolución. Los resultados revelaron que la fructosa promueve la proliferación de los tumores sin alterar el peso corporal, los niveles de glucosa en sangre ni la insulina en ayunas.

El Dr. Ronald Fowle-Grider, uno de los autores principales del estudio, explicó que "las células cancerígenas por sí solas no explican el fenómeno; el hígado desempeña un papel crucial al convertir la fructosa en nutrientes esenciales para los tumores".

Jarabe de maíz de alta fructosa

¿Dónde está presente la fructosa?

La fructosa es un tipo de azúcar similar a la glucosa, pero con un metabolismo diferente. Mientras que la glucosa es procesada por diversas partes del cuerpo, la fructosa es metabolizada casi exclusivamente en el intestino delgado y el hígado. Su uso como endulzante en productos ultraprocesados, como bebidas gaseosas, snacks y dulces, ha aumentado considerablemente en las últimas décadas.

El profesor Gary Patti, otro de los investigadores involucrados, enfatizó la ubicuidad del HFCS en la alimentación moderna. "Si revisan sus despensas, encontrarán este ingrediente no solo en refrescos y productos de repostería, sino también en salsas y alimentos que no consideramos necesariamente dulces".

El Dr. Patti concluyó que "aunque aún falta mucho por conocer sobre la relación entre la fructosa y el cáncer, quienes ya padecen la enfermedad podrían considerar reducir su ingesta". Sin embargo, reconoció que "esto es más fácil decirlo que hacerlo, dada la omnipresencia de este endulzante en nuestra dieta".