Los triglicéridos son una clase de grasa que se encuentra en la sangre, el cuerpo la usa para obtener energía. Pueden ser aumentados por factores como: sobrepeso y obesidad, exceso de alcohol, inactividad física, dieta alta en grasas y azúcar, antecedentes familiares de colesterol alto, ciertos medicamentos y diabetes sin control.

Es recomendable mantener sus niveles en rangos normales (por debajo de los 150 mg/dl), ya que los niveles altos se asocian a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y pancreatitis. Para mantener los niveles en sangre en unas cifras aceptables es importante seguir una alimentación que sea baja en grasa saturada.

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Tres hábitos que mejoraran tu calidad de vida y ayudan a controlar en nivel de triglicéridos

1. Alimentación saludable:

Para mantener los niveles de triglicéridos en cifras adecuadas, es necesario reducir el consumo de grasas saturadas. Estas se encuentran en alimentos de origen animal, como la mantequilla y los lácteos enteros; así como en algunos productos utilizados en la fabricación de la repostería industrial.

En su lugar recomendó la ingesta de alimentos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, como el aceite de oliva y aquellos que sean fuente importante de ácidos grasos omega-3. Entre estos destacan los pescados azules, como la sardina, caballa, atún, bonito, pez espada, salmón, arenque, boquerones, jurel, entre otros, así como las nueces y el aceite de canola o colza.

2. Hacer ejercicio de manera regular:

El ejercicio es otro hábito fundamental para controlar los triglicéridos. Por lo que recomendó incorporar al menos de 20 a 30 minutos de ejercicio aeróbico, como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta al día. Las rutinas regulares de ejercicio no solo ayuda a reducir la grasa en sangre, sino que también promueve la pérdida de peso si se tiene sobrepeso, un factor directamente relacionado con niveles altos de triglicéridos.

3. Dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol

El alcohol, incluso en cantidades moderadas, puede elevar significativamente los niveles de triglicéridos debido a su alto contenido calórico y a su impacto en el metabolismo del hígado. Una vez consumido, el alcohol se convierte en energía que, si no se utiliza de inmediato, se almacena como grasa.

Este proceso puede estimular la síntesis hepática de triglicéridos, especialmente en personas que tienen predisposición a niveles elevados o que ya presentan sobrepeso. Mientras que fumar afecta directamente la salud del sistema cardiovascular al dañar los vasos sanguíneos y contribuir a la acumulación de placas de grasa. Este daño puede alterar el metabolismo de las grasas, incrementando los triglicéridos en la sangre y reduciendo los niveles de colesterol bueno (HDL).