El domingo pasado los cristianos celebramos la Pascua. Por la televisión fuimos testigos del esfuerzo que hizo Su Santidad Francisco para acompañarnos recorriendo el mundo representado en la Plaza San Pedro, para estar junto a todos los que necesitaban oír de su boca que Jesús resucito. Una vez cumplida esa tarea esforzada por su condición, elijo pensar que el padre Jorge supo que ya había cumplido hasta el final y que su próximo peregrinaje sería al Padre. Sin embargo, su cura interno del Barrio de Flores le indicó que debía aguantar un poquito más; y con las primeras luces del lunes supo que ya todo estaba cumplido. Entonces elijo pensar que se entregó al Señor en el llamado litúrgicamente “Lunes del Ángel” que es uno de los días más significativos del calendario por ser el momento en que se comunica la noticia de la resurrección y, con ella, la esperanza en la vida eterna. Un día en el que un ángel se apareció a las mujeres que iban al sepulcro y les pregunta “por qué buscan entre los muertos al que vive”. Y así Francisco se convirtió en mensajero de fidelidad, misericordia y eternidad.

Marcelo Daniel Castagno 

marcelocastagno@yahoo.com.ar