El lamentable índice de accidentes con motos, el no uso de cascos, y la anomia general en los que la conducen en realidad no peina canas, porque se van quedando calvos. De al menos hace 15 años, el número de motos circulando crece ininterrumpidamente. Se consiguen con facilidad, se las conduce casi con desconocimiento total, y ya no es sólo el casco. Se probó de todo. Se intentó hasta responsabilizar a los expendedores de combustible de que no se lo provean a quienes no llevaban casco. Nada funcionó en Tucumán. En Aconquija, un paradisíaco lugar de veraneo en Catamarca, todos los lugareños circulan con casco. Es más fácil, es verdad, hay una arteria principal o única en algunos tramos, pero ese respeto al circular como se debe se rompe cuando llegan los veraneantes. ¿No saben los que manejan estos vehículos que deben hacerlo con casco?... ¡Lo saben! ¿No conocen que las luces del semáforo indican lo que indican para ordenar el tránsito y evitar accidentes? ¡Lo saben! ¿No saben que es un vehículo para sólo dos personas y va toda la familia? Hasta cinco vi. Y cruzan por la izquierda, y van haciendo zigzag entre vehículo y vehículo. Se suben a la vereda. Vuelven por la vereda en contramano. Tienen lugares destinados a ellos para estacionar, y estacionan al frente, o en la misma vereda. Hay que tener más controles, dicen. ¿Cuántos? ¿Uno por moto? Imposible de sostener, y eso no educa. Hay que introducir Educación vial desde la primaria y no cansarse. Deben tomar conciencia desde chiquititos de que no sólo pueden morir ellos, sino inocentes que circulan como es debido. Los niños aprenden y no se olvidan. Y llegada la edad permitida para conducir, deben tomar un curso teórico-práctico de por lo menos dos meses. Quien no lo hace no obtiene su carnet. Quien no tiene patente no obtiene su carnet. Quien teniendo carnet circula sin patente se le quita el carnet por al menos un año. ¡Y el casco! Molesto, incómodo, pero que protege vidas. Es todo un aprendizaje. Porque vivimos en sociedad, y para que funcione hay que cumplir las reglas que se hacen para una convivencia segura, en paz, respetuosa. ¡Educación vial! Remplazando algunas de las asignaturas que no hacen a la verdadera formación del niño-adolescente. También, ya será mucho pedir, educación vial para adultos, junto a otra que explique los peligros del alcohol y los estupefacientes, cuando se maneja y cuando no se maneja. Y no se olviden de las bicicletas, por favor. ¡Están enviciándose con los mismos males!

María Estela López Chehin

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