María Luisa Sosa es una de las hinchas icónicas de Jorge Newbery. La mujer, de 75 años, vive a menos de 30 metros del estadio de los “Aviadores” y guarda un profundo sentido de pertenencia por el club. Según cuenta, asiste a la cancha desde los 13 años, cuando comenzó a ir porque sus hermanos vestían la camiseta roja, y se enamoró del ambiente. El clásico frente a Deportivo Aguilares, sin embargo, es un partido aparte para ella: asegura que la jornada se vive de forma distinta en toda la ciudad.
Sosa viste la camiseta titular de Jorge Newbery y cuenta que las calles están valladas desde hace dos días. Según la fanática, el único tema de conversación en el barrio son las especulaciones sobre cómo saldrá el clásico y quién se llevará la victoria. “Desde ayer ya están con la previa. ¿Vio allá en la esquina? Ya pusieron todo. Antes se juntaban en mi casa, porque yo tenía un quiosco. Vendía bebidas y la barra me quería mucho”, cuenta. Incluso, relata que los hinchas la aplauden cada vez que ingresa a la cancha.
La mujer guarda una gran historia de amor con Jorge Newbery. Su hermano Martín Sosa fue uno de los grandes valores que surgió de la cantera del “Aviador” y luego pasó a jugar en Atlético. Su padre, en tanto, fue dirigente del club. Toda esa influencia hizo que creciera con una fuerte cercanía a Jorge Newbery.
“Yo voy a la tribuna de las mujeres. Ahí van todas las hinchas de Newbery: mujeres con chicos, mujeres grandes… de todo. Yo les decía que no pusieran madera para subirse a la tela, porque yo ya no veo bien desde abajo y no puedo subir”, relata.
El amor por Newbery no se limita a su historia personal: también lo transmitió a sus hijas. “Tengo tres hijas. La mayor tiene 45, la segunda 43 y la más chica 33. Las dos más chicas son fanáticas. Pero la mayor no va a la cancha porque no le gusta cuando tiran bombas, los cohetes…”, describe.
¿Cómo vivió el campeonato Anual de 2024? Sosa cuenta que asistió a La Ciudadela, aunque vio el partido desde uno de los palcos. “Estábamos ahí con unos amigos. Pero no es lo mismo… yo estoy acostumbrada a la tribuna, a estar cerca de la tela, a ver a los jugadores, que ya los conozco a todos. Desde arriba, detrás del vidrio, no se vive igual. Pero bueno, por suerte no tiraron bombas ni nada. A mí me encanta eso. Después del partido, seguimos en caravana hasta como las 12 de la noche. Todavía estoy festejando”, indica.
Incluso asegura que debe lidiar con las cargadas de algunos vecinos. “Algunas que son de otros equipos se me burlan, pero yo sigo festejando. Para mí, fue lo más. Porque mis hermanos jugaron tantos años y Deportivo nunca había salido campeón. Había sido subcampeón, nomás. Y esto lo llevamos en la sangre”, reflexiona.
Así, Sosa quiere seguir disfrutando del fútbol y mantiene un amor por Newbery que nunca terminará.