Uniformes azules y blancos. Concentrados, ultiman correcciones antes de entregar los exámenes. João retira las hojas y las deja en el banco de la maestra. “¡Bue-nas tar-des, LA GA-CE-TA!”, dan la bienvenida de pie y a todo pulmón. Los niños de sexto año de la escuela Normal están en época de evaluaciones, y a la vez, de celebraciones por los 150 años.

María dice que le gusta venir a la escuela para ver a sus amigos y estudiar. La siente especial. “Más que viejita, me parece una escuela importante porque lleva el nombre de Alberdi, que es un prócer y fue tucumano”, explica la niña.

Martina conoce parte de la historia del edificio: “Sé que en los años 1900, la construcción de la escuela cambió. Antes tenía muchas puertas, era distinta”. Se emociona al hablar de las actividades. “Una cosa que me gusta mucho son los actos porque nos dan la opción de participar. A veces me resulta un poco cansador porque este año soy abanderada y es mucha responsabilidad. Me gustan mucho los bailes folclóricos, bailé chacarera”, cuenta.

Para Patricio, lo mejor es aprender con alegría. “Lo que más me gusta de la Normal es su educación. Enseñan bien y con una pizca de diversión”, dice. Está desde el jardín y asegura que terminará la secundaria ahí. Ama Educación Física. “Es muy divertido acá. Me gustan mucho las salidas, los viajes. Nos fuimos a Salta, a Jujuy y en agosto vamos a ir a esquiar”, enumera.

João termina de recoger las pruebas de lengua. Su idioma favorito es el francés, pero sueña con ser abogado o técnico. “Me gusta Matemáticas y el profesor Sergio que me la enseña”, cuenta. Pero hay algo más profundo que lo mueve: “La Normal es una de las escuelas más antiguas de Tucumán y pienso que es muy increíble por ser pública. Eso hace que muchos puedan venir. Es muy vieja y una de las pocas donde te enseñan dos idiomas”. Martín se ríe sin parar y sintetiza lo que sienten todos: “Es muy importante cumplir tantos años”.