Niños que se distraen con facilidad, que parecen estar en su mundo, inquietos, que interrumpen, olvidan cosas o se frustran con facilidad ante tareas simples. Estas conductas, muchas veces pasadas por alto o malinterpretadas, pueden ser señales del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Es fundamental detectarlo a tiempo, advierten los especialistas, ya que esto puede cambiar su recorrido escolar, emocional y social.

Hoy se conmemora el Día Internacional del TDAH, fecha en la que se busca generar conciencia sobre un trastorno que afecta la forma en que el cerebro procesa la información y que no es, como muchos creen, simplemente falta de voluntad o mala conducta.

Aunque suele manifestarse en la infancia, puede pasar inadvertido o confundirse con actitudes típicas de la infancia, como la hiperactividad o la falta de atención. Sin embargo, identificar sus señales oportunamente y acceder a un diagnóstico adecuado puede hacer una gran diferencia: permite acompañar mejor a los chicos, evitar frustraciones innecesarias y ayudarlos a desplegar todo su potencial.

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“Cuanto más temprano se identifique el TDAH, mejores son las herramientas que se pueden ofrecer. Existen tratamientos y estrategias que ayudan a los chicos a organizarse, a mejorar su atención y a fortalecer su autoestima”, comenta la psicóloga Emilia Espinosa.

A tener en cuenta

Entre las señales que podrían indicar la presencia de TDAH se encuentran:

• Son niños que se distraen fácilmente, incluso con tareas sencillas.

• Parecen “estar en las nubes” o no escuchar cuando alguien les habla.

• Olvidan cosas o pierden objetos con frecuencia.

• Les cuesta organizarse o seguir instrucciones.

• Hablan en exceso o interrumpen a otras personas constantemente.

• Se mueven todo el tiempo, incluso en situaciones que requieren quietud.

• Tienen dificultad para esperar su turno o se muestran impacientes.

• Su rendimiento escolar no refleja su capacidad intelectual.

• Se frustran con facilidad o tienen cambios de humor repentinos.

• Presentan problemas para llevarse bien con compañeros o con adultos.

• Suelen empezar tareas con entusiasmo, pero las abandonan rápidamente.

• Parecen actuar sin pensar en las consecuencias.

Preocupación

“Muchas familias llegan al consultorio preocupadas porque creen que su hijo no presta atención a propósito o se porta mal. Es fundamental entender que el TDAH no es falta de ganas ni de educación, sino una manera diferente de procesar la información y responder al entorno”, explica la profesional de Boreal Salud.

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Los especialistas insisten en que un diagnóstico no significa etiquetar ni limitar a un chico. Al contrario, permite acceder a estrategias, terapias y, en algunos casos, medicación que pueden mejorar enormemente su calidad de vida.

Además, resaltan que los padres y docentes cumplen un rol clave: si algo en el comportamiento de un chico genera preocupación, lo mejor es no quedarse con la duda y consultar a un profesional. Porque detrás de cada chico con TDAH hay talento, curiosidad y ganas de aprender; solo necesitan las herramientas adecuadas para hacerlo.