FRANJA DE GAZA, Territorios Palestinos.- A una semana del bombardeo a la única iglesia católica de Gaza, en el que murieron tres personas y fueron heridas muchas otras, pese la repercusión y al llamado a un cese del fuego de todo el mundo, nada ha cambiado en el enclave palestino. Desde la parroquia de la Sagrada Familia, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli relató cómo es vivir y asistir a los necesitados en una zona en una guerra. “No puedo responder a los mensajes. No hay internet, se agotan las baterías y seguimos como podemos. El calor es insoportable, pero no es nada comparado con lo que vive el resto de Gaza. Hay hambre. Necesitamos ayuda urgente: comida, medicinas, asistencia real”, suplicó.

El párroco, con quien el fallecido Papa Francisco hablaba todos los días para seguir de cerca la situación, resultó herido tras el ataque israelí que alcanzó la parroquia semanas atrás, dejando tres muertos y varias personas con lesiones graves. Desde entonces, la iglesia se transformó en un refugio: allí viven unas 600 personas desplazadas, en su mayoría niños. No hay luz, la comida escasea y la tensión militar crece cada día.

El avance del hambre en Gaza no sabe de negociaciones

Desde hace meses, no entran alimentos ni medicamentos, falta electricidad. “A las elevadas cifras de personas que han perdido la vida, de personas que aún se encuentran bajo los escombros, de personas que han resultado heridas y de personas que han quedado huérfanas, hay que añadir las muertes por hambre, igualmente elevadas y dolorosas”, consigna el cura Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Terra Santa. “El domingo pasado, la desesperación y la sensación de haber sido olvidados llevó a la población de Gaza a organizar una gran manifestación de protesta para denunciar ante el mundo la muerte por inanición de los niños”, cuenta Faltas, en un artículo publicado por el medio católico, “Vatican News”. “La gente lleva meses sufriendo la falta de lo necesario para vivir y para mantener unos cuerpos debilitados y frágiles por casi dos años de penurias y sufrimientos”, insiste.

Morir de hambre en Gaza, la denuncia de un hospital

Faltas relata que el sonido de las sirenas de las ambulancias es parece querer “despertar las conciencias adormecidas” ante “una matanza que se convierte en masacre si no se permite dar comida a quienes tienen hambre y agua a quienes tienen sed”.

El sacerdote denuncia esta situación como “el mayor escándalo, la vergüenza indeleble de un mundo que ha puesto, en la escala de valores, en primer lugar los intereses económicos y la avaricia por el poder y el respeto por la vida y la negación de los derechos humanos.

Palabras del Papa: una esperanza contra toda evidencia

El párroco Gabriel Romanelli espera que llamamiento del Papa para un cese el fuego, así como los lanzados en los últimos días por los países cada vez más escandalizados por la dramática situación de Gaza, puedan ser escuchados. “Es inhumano: el número de víctimas aumenta cada día, la guerra sigue su curso, los rehenes siguen sin ser liberados, más de 130.000 heridos, muchos con secuelas que van a quedar toda la vida”, señaló.