El paso del tiempo deja su huella en la piel, una suerte de diario vital que refleja nuestras experiencias. A partir de los 30, la producción natural de colágeno y elastina -los pilares de una piel firme y elástica- disminuye gradualmente, aproximadamente un 1% por año. Pero no hay que resignarse a una piel apagada o envejecida.  Con el cuidado adecuado, es posible mantener una piel luminosa y saludable incluso después de los 40.

El envejecimiento cutáneo: entendiendo los cambios

Con el avanzar de los años, la piel experimenta transformaciones notables. Pilar De la Sotta, dermatóloga de la Clínica Universidad de los Andes, explica estos casos, "Se observa una pérdida progresiva de las fibras elásticas y una mayor degradación de los elementos que dan soporte a la piel, lo que resulta en una menor elasticidad y firmeza", detalla.

Además de la disminución de colágeno y elastina, las glándulas sudoríparas y sebáceas reducen su actividad, provocando sequedad. La renovación celular se ralentiza, favoreciendo la acumulación de células muertas en la superficie.

Protección e Hidratación

Los expertos coinciden en que la clave para una piel saludable a partir de los 40 reside en dos pilares fundamentales: protección solar e hidratación intensa.

1- El escudo indispensable:

La exposición al sol puede dañar profundamente la piel, acelerando el envejecimiento y aumentando el riesgo de problemas graves como el melanoma.  Incluso en invierno, el uso diario de un protector solar con un FPS adecuado es crucial para prevenir la elastosis solar (arrugas profundas) y otros daños.

2-Hidratación profunda:

Más allá de los dos litros de agua diarios recomendados, la hidratación tópica juega un papel fundamental. El ácido hialurónico, conocido por su capacidad para retener la humedad, es un aliado valioso para mantener la piel hidratada y flexible.  Ingredientes como el proxylane y el silanol también contribuyen a la regeneración celular y a mejorar la apariencia general de la piel.

3- Rutina de cuidado personalizada:

Una rutina de limpieza diaria constante también es esencial.  Por la noche, productos con retinol, ácido poliláctico o vitamina C pueden aportar beneficios adicionales.  Sin embargo, antes de incorporar nuevos productos, es fundamental consultar a un dermatólogo.  Un profesional podrá evaluar tu tipo de piel y recomendarte los compuestos más adecuados para tus necesidades específicas.