La unidad del peronismo pregonada en el oficialismo tucumano obliga a Osvaldo Jaldo a asegurarse, de mínimo, tres de las cuatro bancas de diputados en los comicios del 26 de octubre para no debilitarse políticamente. El acuerdo con sus adversarios internos lo expone en esa situación, pues debe mantener las dos bancas propias del bloque Independencia que pone en juego -las de Agustín Fernández y Elia Fernández de Mansilla, cuyos mandatos vencen este año- y concederle una al manzurismo -Javier Noguera-, según el pacto interno al que se habría arribado. El gobernador está condicionado por la realidad política a ratificar a sus tres diputados leales (Fernández, Mansilla y Gladys Medina, cuyo mandato vence en 2027) para negociar con el mileísmo con el mismo poder de fuego actual, ya que no está garantizado que quien surja del lado de Manzur vaya a encolumnarse. Asi es que, obtener dos bancas sería casi una derrota para Jaldo, pues perdería un parlamentario propio; y conseguir tres implicaría festejar una especie de empate. Lograr las cuatro bancas sería una victoria real, lo óptimo, aunque eso dependerá no sólo de la capacidad del oficialismo para hacer pesar el aparato justicialista, político e institucional, sino del grado de fragmentación electoral de la oposición. Esta necesidad de aspirar a las tres bancas es lo que determinará la ubicación de los candidatos a diputados nacionales que daría a conocer hoy Jaldo. Si él va en primer término, como postulante testimonial, la boleta de Primero Tucumán deberá estar integrada, entre titulares y suplentes, por cuatro hombres y tres mujeres. (Si una mujer encabezara la lista, entonces la nómina, entre titulares y suplentes, estaría conformada por cuatro mujeres y tres varones, por la ley de cupo nacional). En ese marco, en la boleta oficialista los puestos 1, 2 y 4 deberían ser para jaldistas y el tercero para un manzurista; mientras que entre los suplentes el primer puesto puede ser para un adversario interno (Juan Manzur), el segundo para una mujer (jaldista o manzurista) y el tercero para un jaldista. En esa estructura se pueden ubicar nombres y pensar en los corrimientos a partir de las candidaturas testimoniales. Un ejemplo posible, con apellidos, para que se entienda esta combinación electoral podría ser: Jaldo, Mansilla, Noguera y Medina (titulares) y Manzur, una mujer jaldista o manzurista, y Tim Fernández (suplentes). Al bajarse luego Jaldo, Manzur y Medina (por ser testimoniales), los que quedarían en posición de asumir serían Noguera, Mansilla y Fernández; claro, siempre y cuando el oficialismo consiga tres bancas en la elección nacional. Suponemos que es lo que pretendería el gobernador, su gran apuesta; el primer paso para eso fue asegurar la unidad del peronismo. Cuando dé a conocer la lista y el orden de aparición de los candidatos se pondrá en evidencia cuáles son las expectativas y necesidades políticas reales del mandatario.