En el estacionamiento del estadio Martearena, mientras la barra entonaba cánticos y el ambiente se teñía de celeste y blanco, Rodrigo Giménez se destacaba con una camiseta alternativa de Atlético con el apellido Díaz y el dorsal 27 en la espalda, acompañada de un gorrito celeste. Estaba claro: la casaca era de Leandro Díaz, uno de los pilares ofensivos del “Decano”. Allí, a un costado, vivía con entusiasmo la previa del partido ante Newell’s por los octavos de final de la Copa Argentina.

“La mejor con ‘Loco’, con ‘Bebe’ (Acosta)  y con todos los jugadores de Atlético”, cuenta Rodrigo sobre su vínculo con algunos futbolistas, especialmente con el “Loco”, su amigo de toda la vida. “Nos conocemos de Villa Amalia porque él vive cerca de mi taller. Tenemos una gran relación. Incluso yo le arreglo la camioneta cuando la lleva para el taller”, explicó, mostrando cómo la amistad y la pasión por el club se entrelazan.

Para Rodrigo, verlos jugar tiene un valor agregado. “Las sensaciones de verlo jugar son únicas porque es mi amigo y él es muy hincha”, dijo. Esa cercanía transforma cada partido en una experiencia personal y especial, donde cada gol, cada jugada y cada festejo se viven de manera más intensa.

Con la fe intacta, Rodrigo se mostró optimista respecto al compromiso de su equipo. “Le tengo mucha fe al equipo para este partido. Tenemos todas las posibilidades de pasar. Ojalá pasemos y vamos los ‘Decano’”, expresó, mientras se sumaba al canto de los hinchas y a la energía que envolvía la previa.

Entre cánticos, banderas y charlas con amigos, Rodrigo representa a ese grupo de hinchas que no solo alienta al equipo desde la tribuna, sino que también mantiene un vínculo cercano con los jugadores, convirtiendo cada partido en un momento cargado de amistad, pasión y orgullo por Atlético.