La historia de Ignacio Rizzi, actual gerente general de la Fundación Unión Argentina de Rugby (FUAR), es un testimonio de resiliencia, compromiso y amor por el deporte. Con 55 años, Rizzi se ha convertido en uno de los referentes de la contención y el apoyo a rugbiers que han sufrido lesiones graves, una causa que lo atraviesa en primera persona.
Su vida cambió de manera radical a los 20 años. Jugaba al rugby en Francia cuando, en medio de un partido, un mal movimiento en un tackle le provocó una lesión cervical que lo dejó en silla de ruedas. A partir de entonces, lo que pudo haber sido un final abrupto se transformó en el inicio de un camino distinto, cargado de desafíos, pero también de oportunidades.
En 1993, impulsado por su experiencia y por lo que había visto en Europa, fundó Rugby Amistad, una asociación destinada a acompañar a jugadores lesionados en Argentina. “En Francia existía algo similar y pensé que lo que yo había recibido, otros también debían tenerlo”, relató. Aquella iniciativa, que más tarde se transformó en fundación, fue su primera semilla de compromiso social.
Con el tiempo, en 2013, la Unión Argentina de Rugby lo convocó para trabajar en un proyecto más grande, que finalmente se concretó en 2015 con la creación de la Fundación de la Unión Argentina de Rugby (FUAR). Desde su nacimiento, Rizzi ocupa el cargo de gerente general, siendo uno de los pilares en la construcción de la organización.
La misión de la FUAR es clara: mejorar la calidad de vida de los jugadores que han sufrido una lesión grave dentro del campo de juego. Hoy son 35 los beneficiarios que reciben apoyo económico mensual, pero sobre todo contención y la certeza de pertenecer a un equipo especial. “Ellos se consideran un equipo, y yo también los considero así. Compartimos un mismo lenguaje respecto a lo que vivimos cada día”, explica Rizzi.
Ese sentido de pertenencia se materializa en un grupo de WhatsApp donde los lesionados intercambian vivencias, comentarios sobre partidos y, sobre todo, experiencias que solo ellos pueden comprender en profundidad. “La palabra clave es contención. Saber que no están solos es lo más importante”, afirma.
En lo institucional, la FUAR ha atravesado una década de crecimiento sostenido. Fue conducida "Gato" Handley por Marcelo Campo hasta su fallecimiento y actualmente está presidida por Jorge Allen, ex Puma. Hoy la fundación cuenta con un consejo administrativo que respalda sus acciones y con una creciente red de apoyo en todo el país.
Rizzi destaca que, aunque la FUAR es conocida en gran parte del ámbito rugbístico, aún queda trabajo por hacer para llegar a más clubes y provincias, especialmente aquellas en desarrollo. “Hemos avanzado mucho, pero todavía falta que muchos jugadores y familias sepan que existimos y qué hacemos”, reconoce.
El sistema de ayuda se nutre, entre otras fuentes, del Fondo Solidario, que se financia a través del fichaje anual de los jugadores. Este fondo permite reembolsar gastos médicos por lesiones, desde las más leves hasta las más graves, e incluso brinda un apoyo económico mensual a los casos más severos.
Más allá de las cifras y los programas, Rizzi rescata un valor central: la empatía. Haber atravesado en carne propia una lesión catastrófica le otorga una comprensión única hacia quienes hoy transitan situaciones similares. “Nos entendemos entre nosotros porque sabemos lo que significa el dolor, la limitación y el esfuerzo cotidiano. Eso nos hace más fuertes como equipo”, afirma.
Con 55 años y tres décadas de trabajo ininterrumpido en esta causa, Rizzi se define en una etapa de plenitud como dirigente. Para él, los valores aprendidos en el rugby -solidaridad, esfuerzo y compromiso- siguen siendo la brújula que guía cada acción.