Cursé mi secundario en la Escuela Normal. En primer año leímos no solo a Levene, también a Sarmiento (“Recuerdos de provincia”), a Eduardo Wilde (“Tini”), a Miguel Cané (“Juvenilia”). Y “Don Segundo sombra” y “Una excursión a los indios ranqueles”; de algunos solamente capítulos. En su carta del 24/9/25 el Dr. Marcotullio afirma que cierta lectura puede ser un camino de rescate a las relaciones interpersonales. Comparto esa idea plenamente.
Antonio Liberti
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