¿Por qué el gobernador Osvaldo Jaldo deslizó, en su paso por “Tucumán Debate”, que Primero Tucumán puede llevarse tres de las cuatro bancas de diputados nacionales en disputa durante los comicios del domingo 26? El candidato en primer término de la lista oficial transita los últimos días de la campaña con relativa tranquilidad. En la Casa de Gobierno (o en las “casas rodantes”, como le gusta decir al mandatario en uso de licencia que no deja de moverse por el interior) consideran que, en el sprint rumbo a las urnas, no hay que hacer ninguna de más y que sólo hay que aceitar al aparato oficialista lo suficiente de tal manera de llegar a los comicios de medio turno sin grandes contratiempos en el camino.

El escenario base siempre ha sido 2-1-1. En otras palabras, que el oficialismo retenga dos bancas, que La Libertad Avanza se lleve otra y que los radicales de Unión por Tucumán también conserven un escaño. Sin embargo, el propio Jaldo subió la apuesta a tres. El primer fundamento es la dispersión del voto opositor, que atomiza la oferta electoral. La irrupción de Javier Milei en la política ha modificado la estructura que, en los últimos tiempos, venía enfrentando al Partido Justicialista en los comicios del último cuarto de siglo. Algunos decidieron ponerse pelucas; otros, en cambio, sigue luchando desde la propia trinchera, en una batalla por la supervivencia política. En la actualidad, entre esas fuerzas hay una certeza: lo dificultoso que resulta hacer campaña ante el poderío económico de un espacio que ostenta el poder en todos estos años. Hoy está representado por Jaldo; antes por Juan Manzur y, más atrás en el tiempo, por José Alperovich. Las cuestiones privadas han sacado del juego a este último. Manzur viene acompañando al tranqueño porque necesita, imperiosamente, un triunfo contundente para mostrar en Buenos Aires que, como presidente del distrito local del PJ, tiene la sustentabilidad política suficiente como para seguir sentado en cualquier mesa de reconstrucción peronista, con voz y voto.

La fuerza de los números

Jaldo, mientras tanto, ha puesto toda la carne al asador porque no le queda más que reivindicar su liderazgo si quiere mirar más allá del horizonte 2027. La testimonialidad no lo amedrenta. Como todo peronista, está convencido de que el poder no se comparte, sino que se renueva para no perder fortaleza en el segundo tramo de su mandato y, de alcanzar una victoria contundente, sustentar los cambios que se consideren necesarios para consolidar la gestión de Gobierno.

Osvaldo Jaldo: “Vamos a hacer una brillante elección el 26 de octubre”

En un análisis intermedio, el Grupo Borgia considera que hay altas probabilidades de que el oficialismo logre 400.000 votos en las elecciones del domingo 26. “La unidad del peronismo, los buenos resultados de los localismos provinciales y la inestabilidad económica fortalecen el escenario 3-1, a favor del oficialismo”, fundamentan los analistas. Santiago Tomás González Díaz y Sofía Delina Eijo. De acuerdo con las estimaciones del Grupo Borgia, la participación se estima entre el 75% y el 80%. A su criterio, sería un error extrapolar linealmente lo que ha sucedido en los comicios de la provincia de Buenos Aires y que condujo hacia un duro revés electoral al espacio libertario. El “efecto BA” ordena agenda, pero no garantiza traslación; Tucumán tiene maquinaria, liderazgos locales y voto peronista estable en intermedias para alcanzar los resultados propuestos. De todas maneras, advierte que el riesgo se encuentra en el voto joven que, por una mayor abstención o por un incremento de participación, puede modificar de manera sensible el escenario electoral. En particular, el segmento masculino urbano de 18 a 29 años mostró en 2023 un sesgo liberal/libertario en varias mediciones, mientras que entre 2024 y 2025 evidenció una marcada volatilidad en su humor político. “Esto convierte al voto joven en un factor incierto y estratégico, capaz de inclinar la distribución de bancas en contextos competitivos”, subraya González Díaz. Esto cobra más fuerza en la oposición que todavía no ha logrado fidelizar el voto.

La llegada de Milei: Jaldo prepara su propio acto de ”bienvenida” y LLA se ilusiona

Jaldo, en este aspecto, maneja dos encuestas que se renuevan de forma periódica. Una es dirigida por el analista político Federico Aurelio. La otra, por el sociólogo Hugo Haime. Ambas coinciden en la contundencia del resultado, al menos, desde las encuestas que elaboran: 50% y 53%, respectivamente.

De acuerdo con esos sondeos, favorece en gran medida a la imagen del gobernador la conformidad en la gestión de Gobierno y, para aquellos que no son afines al peronismo, el acercamiento del mandatario con la Casa Rosada, en una interpretación de madurez y de acompañamiento institucional. Las mediciones privadas encargadas por la colación Tucumán Primero apuntaron a tres aspectos esenciales: ¿cómo miden los frentes electorales? ¿Cuál es el grado de apoyo a los candidatos? ¿Cómo votan los tucumanos, según franja etaria y situación socioeconómica? En todas ellas hay un factor convergente que inquieta a la parte de la sociedad que vota: el rumbo económico. Los vaivenes de los últimos meses en el esquema cambiario condujeron hacia la volatilidad de los precios que, a su vez, impactó en la última medición del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Desde que el Gobierno adoptó la flotación cambiaria con bandas, la inflación tucumana no había sobrepasado el 2% de variación mensual, como sí sucedió en septiembre (2,1%). El salvataje del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hacia la Argentina llega en un momento en que la Casa Rosada necesita oxígeno para no perder terreno electoral. Lo que sí despertó inquietudes es que el propio Trump ha dicho que su ayuda será generosa en tanto y en cuanto en la Argentina se preserve el espíritu proamericano. El salvataje, sin embargo, no causa efectos inmediatos en la economía de bolsillo de la sociedad. Javier Milei llegará el sábado a Tucumán con la prédica de que su administración está en la senda correcta y que necesita del voto tucumano para sustentar el plan económico.

Las encuestas encargadas por el oficialismo local posicionan a La Libertad Avanza como la fuerza que puede llegar a obtener una banda dentro de dos domingos. Los sondeos ubican a esa coalición en segundo lugar con entre un 20% y un 22% de intención de votos de los tucumanos (en LLA tienen otros números: 48,8% vs 30,2%). Sin embargo, ayer se abrió una luz de alerta con el alejamiento de la gerencia regional de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Sebastián Salazar. En el PJ se frotan las manos porque, tal decisión, restará fuerza libertaria en la sección Este que quedará comandada por el diputado Gerardo Huesen. Los dirigentes cercanos al ex intendente de Bella Vista indican que el radical no tiene intenciones de participar de la campaña y que esperará hasta después del 26 para definir su futuro político. Unidos por Tucumán, que lleva al radical Roberto Sánchez como cabeza de lista, asoma en los sondeos encargados por el oficialismo como tercera fuerza, con entre 13% y 15%. Y más atrás se ubica Fuerza Republicana, con entre un 5% y un 6% de intención de votos para Ricardo Bussi. El Frente de Izquierda cierra la grilla medida con entre un 2% y un 3% de intención de votos. La gran incógnita que puede definir una banca es el voto en blanco, un factor a tomar en cuenta en una extraña elección en la que se disputa mucho más que cuatro bancas para Tucumán.