Tendido a gran altura, con piso de chapas metálicas atornilladas, protegido por barandillas de grueso alambre tejido, el puente colgante de Villa Nougués cruzaba a gran altura entre árboles gigantes sobre el arroyo de agua sonora de la villa serrana. Así lo relata Carlos Páez de la Torre (h) en la nota “Un famoso puente colgante” (02/02/1999), donde cuenta que “la experiencia del cruce tenía algo de estremecedor, por el balanceo que cada pisada imprimía inevitablemente a la estructura”.
La atractiva pasarela había sido montada a fines de los años 10 o comienzos de la década de 1920. “Nadie que llegaba a la villa dejó de trasladarse hasta el puente. Se lo podía tomar desde el camino, bajando por una senda un tanto escarpada, o andando unos metros a partir del patio trasero de la vieja hostería”, cuenta el historiador.
Recuerdos fotográficos: 1998. Descarrila un tren por una travesura infantil“Miles de personas se fotografiaron incansablemente en ese lugar a través de las décadas. Niños y adolescentes se complacían en aterrorizar a los adultos imprimiéndole un balanceo más fuerte y hasta circulaban versiones de algún osado -acaso el célebre piloto Ernesto Nougués- que supo encararlo a caballo, una vez, por una apuesta”. El puente resistió hasta fines de la década de 1980, cuando se cortó uno de los cables, con lo que se perdió un punto esencial para apreciar en plenitud el paisaje selvático.
La imagen que adjuntamos es de 1935 y fue tomada con la cámara del fotógrafo César Martínez Lanio, quien es el primero en la escena, durante una visita con amigos a la villa. Él registró las casas y familias de Villa Nougués en la década del 30.