Robert Greene, escritor estadounidense, licenciado en estudios clásicos, es un autor best-seller, mundialmente reconocido por sus libros sobre las dinámicas de poder. Uno de ellos, “El arte de la seducción”, examina distintas estrategias de seducción, ilustradas con ejemplos de figuras históricas, con sus luces y sombras.

Greene considera importante que las personas identifiquemos y desarrollemos un estilo de seducción compatible con nuestra personalidad, y describe nueve tipos de seductores.

Sexualmente hablando: besos

Todos tienen ciertos elementos en común: una comprensión de sí mismos -saben qué los hace atractivos- y el hecho de que entienden a sus “víctimas” (de éstas también hay distintas clases). Los primeros dos tipos de seductores son femenino y masculino, respectivamente, mientras que los restantes pueden aplicarse a cualquier sexo. Veamos parte de esta clasificación.

“La Sirena”: como es de imaginar, se destacan por su belleza y su energía sexual, rasgos que no temen mostrar y utilizar para atraer a quienes les interesan. Su personalidad suele ser exuberante y teatral y constituyen la representación arquetípica de la fantasía masculina, ya que operan sobre las emociones más básicas de los hombres -que actúan sobre todos ellos- y esto las hace muy poderosas. Ejemplos de sirenas son Cleopatra y Marilyn Monroe. El problema con este tipo es que otras mujeres pueden sentirse amenazadas y celosas por tanto magnetismo.

“El Libertino”: este seductor es un apasionado y devoto, casi obsesivo, de las mujeres. Y su deseo voraz resulta contagioso. No le interesa lo que los demás piensen y les ofrecen algo socialmente vedado a las mujeres: una aventura de puro placer. De ahí que constituyen la representación máxima de la fantasía femenina. Y es que, cuando este hombre desea a una mujer, hará cualquier cosa por ella. Eso sí: puede ser desleal, lo cual, paradójicamente, sólo aumenta su atractivo. Lo que se dice un “mujeriego” y por eso Don Juan es el clásico ejemplo de este seductor.

“El Amante Ideal”: su don es comprender profundamente -y saber reflejar- los deseos e ideales más íntimos del otro. Capaz de advertir qué le falta, no tarda en proporcionarlo, haciendo de sí mismo una pareja perfecta y amante ideal para cada situación. Greene sostiene que este tipo es raro en el mundo moderno, porque requiere dedicación, esfuerzo, tiempo… ¡no es tan sencillo proporcionar una aventura amorosa que envuelva los sentidos e integre ideales elevados y deseos carnales en igual medida! Un exponente es Giacomo Casanova, verdadero estudioso de las mujeres que perseguía para ofrecerles justo lo que estaban necesitando.

“El Dandy”: estos personajes viven para el placer y se rodean de belleza. Les gusta jugar con su imagen y cautivan con un estilo único y andrógino, que desafía las normas. Su autoconfianza y la ruptura con las convenciones sociales que la mayoría de las personas respetan, generan asombro y admiración en los demás. Ejemplos de este tipo son Rodolfo Valentino y Marlene Dietrich.

Sexualmente hablando: Inyecciones anticonceptivas

“El Natural”: estos seductores se caracterizan por su espontaneidad y autenticidad, sin pretensiones ni artificios. Su encanto reside en evocar las cualidades perdidas de la infancia: audacia, optimismo, naturalidad, falta de vergüenza. No son de los que especulan y hacen cálculos, por el contrario, no se guardan nada. El autor advierte que la puerilidad total puede llegar a ser molesta y que, en realidad, los verdaderos seductores “naturales” más bien combinan los rasgos adultos -experiencia, sabiduría- con un comportamiento infantil y es justamente esa mezcla la que los hace atractivos. Charlie Chaplin constituye un representante de este tipo.