Dos jóvenes formados por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) llevarán la voz del Norte argentino al mayor escenario ambiental del planeta. Mauricio Castro, estudiante de Derecho e investigador, y Agustina Tarcaya, comunicadora y activista, fueron seleccionados para representar a la Argentina en la COP30 2025, la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático, que se realizará del 10 al 21 de noviembre en Belém do Pará, Brasil.
Mauricio fue seleccionado como delegado argentino en el COY20, la Conferencia Mundial de Jóvenes previa al encuentro principal. Mientras que Agustina participará como parte de una delegación internacional de activistas del Sur Global. Son dos caminos diferentes con una misma meta: la de llevar las voces del territorio norteño al debate climático global.
Mauricio Castro por la justicia climática
Con 23 años, Mauricio Castro, nacido en Jujuy y estudiante de cuarto año de Derecho en la UNT, representa a una generación universitaria que busca incidir en los grandes debates ambientales. Fue seleccionado como delegado internacional de Argentina para la COY20 (Conference of Youth), la Conferencia de Niños y Jóvenes de la ONU sobre cambio climático, que se realizará del 6 al 8 de noviembre en Belém, Brasil, y que sirve como plataforma juvenil oficial previa a la COP30.
“Ser parte de COY20 y COP30 es una oportunidad única para llevar la voz de los jóvenes argentinos y discutir la justicia climática desde América Latina”, asegura Mauricio. Su selección reconoce su contribución destacada en terreno, su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y su labor en políticas de acción climática y participación juvenil. Durante la conferencia, participará en sesiones temáticas, diálogos intergeneracionales y en la presentación de la Declaración Global de la Juventud a la COP30.
La postulación de Mauricio surgió tras su paso por el Max Thavison Edkin Climate Program del Banco Mundial, donde se formó en gobernanza ambiental. “Es una oportunidad enorme para llevar la voz de los jóvenes argentinos y discutir justicia climática desde América Latina”, afirma.
Desde los 16 años investiga sobre cambio climático: su primer trabajo, sobre huella de carbono en el NOA, fue presentado en la COP24 en Polonia. Hoy centra su investigación en la creación de tribunales ambientales y en la implementación del Acuerdo de Escazú en Argentina. “El derecho ambiental no es sólo sancionar, sino garantizar la participación ciudadana”, sostiene.
Además, es coautor del libro “Juventud y Clima: Voces del Futuro”, coordinado por investigadores de Francia y Chile, que reúne experiencias de jóvenes de América Latina y Europa. Los fondos del libro serán destinados a apoyar a delegados que participen en la COP30.
A la vez, Mauricio reconoce las dificultades que implica llegar a estos espacios. “La beca cubre alojamiento y comida, pero no los pasajes. Estoy buscando apoyo para poder viajar. Aun así, sé que vale la pena: los jóvenes de Argentina tenemos mucho que aportar”, detalla y también subraya la importancia simbólica de que la cumbre sea en Brasil.“Va a realizarse en plena Amazonía, el pulmón verde del planeta. Es un lugar con muchos desafíos, pero también con un mensaje de esperanza y unidad”, cierra.
Agustina Tarcaya, entre la comunicacion y la militancia
Agustina Tarcaya, oriunda de Salta, tiene 30 años y siente que el trabajo junto a su organización Sur Ambiental (SASA) comienza a dar frutos. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNT, diplomada en Género, militante feminista y fue elegida entre 10.000 postulantes para integrar el programa internacional “Camino hacia la Democratización del Sur: Infancias, Adolescencias y Juventudes por la Acción Climática”, de la organizacion Life of Pachamama. A partir de esa convocatoria 16 jóvenes fueron seleccionados para viajar a la COP30.
“Este reconocimiento no es solo mío, sino de toda mi organización. Trabajamos de forma autogestiva y esto demuestra que el esfuerzo colectivo vale la pena”, contó Agustina a LA GACETA. “Esta formación dio un marco teórico a lo que venimos haciendo hace casi siete años. Aprendí cómo funcionan los espacios multilaterales, y por qué es clave que las juventudes participen de forma real y no sólo para la foto”, explica Agustina.
Desde su rol busca traducir los grandes temas ambientales a un lenguaje cercano. “La crisis climática no es sólo plantar un árbol: atraviesa la economía, la salud, el trabajo y las desigualdades de género”, explica. En la COP, se enfocará en la relación entre deuda externa y acción climática, uno de los temas más urgentes para el Sur Global.
Su organización, Sur Ambiental, nació en 2019 tras la primera huelga mundial por el clima impulsada por Greta Thunberg. Hoy el grupo tucumano impulsa proyectos de educación ambiental y participación juvenil. “Aprendimos todo desde cero, con la convicción de que comunicar también es transformar”, dice Agustina, quien compartirá con activistas de Colombia, México, Chile, Vietnam e Indonesia.
Agustina subraya: “es necesario que quienes trabajamos en el territorio también ocupemos estos espacios internacionales. Somos quienes conocemos lo que pasa en el día a día con la gente de a pie y las decisiones que se tomen allá nos van a repercutir directamente”.
Voces del Norte con impacto global
Tanto Agustina como Mauricio comparten la idea de que pensar de forma global implica actuar de manera local. Ella lo hace desde la comunicación y la militancia; él, desde el derecho y la investigación. Ambos buscan visibilizar la realidad de las provincias del Norte argentino en los foros internacionales.
“Los países del Sur somos los que más sufrimos las consecuencias del cambio climático, pero también los que más soluciones podemos aportar”, afirma Agustina. Mauricio coincide y deja un mensaje para sus pares: “a veces creemos que nuestras acciones no valen nada, pero un pequeño gesto puede inspirar a otros. Animarse a salir de la zona de confort. Reciclar, sumarse a una ONG, hacer voluntariado, participar, investigar o cuidar el ambiente es ser parte de algo más grande”.
Desde Tucumán hasta la Amazonía, sus historias demuestran que la juventud argentina no sólo estudia: también actúa, investiga y levanta la voz por el futuro del planeta.