Nicolás Varrone no se esconde detrás de discursos cautelosos. A los 24 años, el piloto de Ingeniero Maschwitz encara su desembarco en la Fórmula 2 con la certeza de que el reloj corre más rápido que nunca. “Por edad y presupuesto, es mi última oportunidad”, reconoció sin rodeos, en una frase que resume el peso y la urgencia de su presente.
Confirmado como piloto titular de Van Amersfoort Racing para la temporada 2026, Varrone intentará desafiar la lógica del automovilismo moderno: llegar a la Fórmula 1 sin pertenecer a una academia oficial y tras haber hecho carrera en el Endurance, donde fue campeón mundial en 2023 y ganador de Le Mans, Daytona y Sebring.
La última bala
El argentino asume que esta será su “última bala”, una frase que no es metáfora, sino diagnóstico. “Por edad y presupuesto, es mi última oportunidad, pero también mi mejor versión”, explicó. En un paddock dominado por jóvenes de 18 o 19 años respaldados por millones, Varrone representa lo contrario: el talento que resiste, el que llega desde abajo, sin padrinos ni academias.
Cada una de las 28 carreras de la temporada será una oportunidad para sumar los 28 puntos de Superlicencia que necesita para acceder a la Fórmula 1. La misión es clara: sobrevivir, destacar y convencer.
Los aliados: Cadillac y el Kun
Su salto a la F2 se concretó gracias al respaldo de General Motors, que lo incorporó a su estructura de desarrollo con vistas al debut de Cadillac en la F1. Si su rendimiento en 2026 es sólido, la puerta hacia el nuevo equipo estadounidense podría abrirse definitivamente.
Pero hubo otra mano argentina en este sueño: Sergio “Kun” Agüero. El exfutbolista, fundador de KRÜ Motorsport, lo conoció en 2024 y decidió apoyarlo económicamente para asegurar su asiento. “El Kun fue clave, me salvó. Sin él, esto no sería posible”, admitió Varrone.