Hay aniversarios que no se cuentan, se sienten. En la vida de un club de fútbol, cumplir años no es solamente acumular tiempo, sino volver a encender la memoria colectiva que lo sostiene. Cada cumpleaños es una especie de espejo que obliga a mirar de frente quién se fue, quién se es y quién se quiere llegar a ser. Para San Martín, 116 años significan historia viva: tardes de gloria, noches interminables, derrotas que dolieron en el pecho y regresos que parecían imposibles. Significan nombres que se recuerdan sin buscarlos, goles gritados hasta quebrar la voz, un barrio convertido en santuario y una camiseta que nunca se negocia.

Por eso, cuando la caravana de hinchas rodeó La Ciudadela para celebrar el nuevo aniversario, el club volvió a vibrar en su forma más pura: la gente. No importó la hora, la incertidumbre política, ni los días ásperos que vienen atravesando los socios, la Comisión Directiva y los espacios que buscan conducir el futuro. Ese día, el “Santo” volvió a ser multitud, volvió a ser abrazo, bombo, bengala y canción.

Pero celebrar también significa pedir. Y este cumpleaños encuentra a San Martín en plena transición institucional, con una Asamblea que marcó el fin de una etapa y el inicio de un proceso electoral que definirá el rumbo deportivo, económico y emocional del club. La gente lo sabe, lo siente y lo dice. La caravana fue homenaje, pero también fue plegaria. Los hinchas dejaron sus deseos, sus advertencias y sus ilusiones para lo que viene: el 2026, el regreso a la competencia, y la eterna obsesión que nunca se olvida: volver a Primera.

A continuación, diez voces, diez deseos, diez formas distintas de amar al mismo escudo:

Federico Bustamante: “San Martín necesita una buena comisión directiva. Eso es lo primero. Y después un envío anímico fuerte, una base de jugadores competitiva y un cuerpo técnico que marque el camino. El regalo sería volver a sentirnos protagonistas, como siempre debimos ser”

Juan Carlos Romero: “Queremos algo simple: un equipo acorde a la historia del club. No pedimos monumentos, no pedimos grandes obras. Queremos ascender. Eso es todo. Somos hinchas, vivimos de la ilusión. Ojalá el próximo año se dé”

Patricio Vega: “El regalo más grande sería el ascenso. El club está ordenado en muchas cosas, pero lo futbolístico es lo que te cambia el alma. La frutilla del postre sería volver a donde pertenecemos”

Daniel Palacio: “Antes de pedir ascensos, hay que dejar la casa en orden. Si no hay estabilidad, todo se derrumba. Yo lo que quiero es que podamos trabajar juntos, sin quilombos, sin internas, sin traiciones. Después lo deportivo llega”

Mariana Torres: “Que la nueva dirigencia vuelva a enamorar a la gente. Que nos escuchen. Que La Ciudadela vuelva a explotar como antes. El club tiene alma, solo hay que despertarla”

Gonzalo Herrera: “Sueño con ver a los pibes del club tomando roles importantes. San Martín tiene buenas inferiores, tiene identidad. No podemos perder eso”

Roberto Mansilla: “Que vuelva el sentido de pertenencia. A veces pareciera que se nos olvida lo que es este club. Somos historia. Somos pueblo. Somos San Martín”

Sabrina Roldán: “Quiero que podamos ir a la cancha con alegría, no con bronca o resignación como viene pasando en los últimos años”

Matías Medina: “Que la política no se coma al club. Que el proyecto deportivo esté por encima de todo. Si no, estamos condenados a repetir errores”

Elías Figueroa: “Mi deseo es simple: que volvamos a creer. Cuando un club recupera la ilusión, todo es posible. Amo a San Martín”

Una jornada diferente

La caravana se dispersó lentamente. Las bengalas se apagaron. Las calles volvieron a su ritmo habitual. Pero el eco quedó vibrando en el aire de Bolívar y Pellegrini. San Martín cumplió 116 años, pero más importante aún: su gente volvió a decir presente.