El lugar se llenó de gritos, niebla, velas, sangre falsa y telarañas. Desde el interior del predio sonaba una música macabra, mientras afuera la fila se armaba cuando el sol todavía alumbraba. A los invitados los recibía una risa horrible de Pennywise, el payaso de la novela de Stephen King. Adentro, más personajes terroríficos asomaban sus siluetas: la pareja de Emily y Víctor, de El cadáver de la novia, caminaban de la mano.

Pasadas las 19, la tercera edición del festival artístico de terror Zona Zombie comenzó con “Thriller” de Michael Jackson. Después del baile, unas brujas invadieron la pista y pelearon por un vestido blanco. El ambiente era puro espectáculo.

El cine del miedo

Uno de los organizadores anunció los ganadores del concurso de cortometrajes “Pesadilla 9:16”. El desafío fue contar una historia de terror, comedia negra, suspenso, thriller o ciencia ficción en tres minutos. El corto ganador fue “Pantalla vacía”, de Fabián Bertonazzi, que se llevó 250.000 pesos. Hubo menciones especiales para “Intranquilo” y “Despierta, el juego no acaba”, con 50.000 pesos cada una. El público eligió “Perdidos”, que obtuvo 100.000.

Mientras tanto, los asistentes recorrían la feria de emprendedores, los stands de artistas plásticos y los espacios de maquillaje artístico. Hubo magia, ilusionismo y un desfile de bodypainting que dejó a todos boquiabiertos.

La abuela zombie

Entre risas, disfraces y música, Marta, de 68 años, asistió a la fiesta junto a su nieta Amanda, de siete, y su amigo Hernán, un bailarín de 34 años. “Estamos fascinados con la fiesta. Vine por mi nieta y por Hernán, y quedé maravillada con las presentaciones y los personajes que hay. Está todo muy bien caracterizado”, contó, todavía sorprendida por el hombre sin cabeza y los zombies que asustaban a grandes y chicos.

Amanda, maquillada como una catrina, declaró: “Me gusta mucho, bailé de todo”, y mostró su vestido negro con naranja. Marta la observó emocionada: “A ella le encanta y a mí me gusta disfrutar estas vivencias con ella. Son momentos hermosos”, dijo.

Hernán, que tiene síndrome de Down y ama bailar, comentó: “Me gusta mucho bailar y quiero que me inviten a subir al escenario para hacerlo”, y agregó que su mamá fue quien lo maquilló como una calavera.

MARTA, HERNÁN Y AMANDA. Los tres unidos por el baile y el terror

Brujas tucumanas

Las artistas caracterizadas como brujas presentaron una performance literaria que combinó teatro, leyenda y terror. “Somos escritoras. Lo que hacemos es una performance con mucho hincapié en la identidad tucumana. Toda nuestra escritura y nuestras intervenciones escénicas tienen que ver con eso: con revalorizar quiénes somos, esta vez con cuentos de miedo”, explicaron.

Cerca de las 20.30 subieron a la pista con un vestido de novia entre las manos y contaron una historia inspirada en una leyenda tradicional. “Compartimos un cuento sobre una novia que aparece vestida de blanco. Es una versión de la leyenda de la curva de Los Vega, en Tafí Viejo”, detallaron.

Luego reflexionaron: “La riqueza cultural de nuestras leyendas y de nuestra literatura es fundamental. Hay gente que está en contra de Halloween, pero nosotras pensamos que hay que aprovechar esa magia para promover nuestras raíces culturales”, afirmaron.

LAS BRUJAS TUCUMANAS. Contaron leyendas y soltaron carcajadas.

El final

Samir, de 12 años, se declaró fan del terror. “Me gustan mucho las películas de terror y lo que más me gustó del evento fueron los disfraces”, dijo. Enumeró sus favoritas: “En primer lugar está El exorcista, después It, y la última es Scream”, comentó.

La noche terminó con una matiné familiar y un gran cierre musical. Zona Zombie fue una experiencia de miedo, humor y arte, donde los sustos se mezclaron con la diversión hasta las 12.30, hora en que los monstruos volvieron a descansar.

Lo que dejó

EMPRENDEDORES

Stand de maquillaje y calaveras pintadas
Entre luces violetas y calaveras con brillo, Rita trabajó sin parar en su stand de maquillaje artístico. “Estamos haciendo maquillaje artístico, y los chicos vienen con pedidos muy específicos: desde Pennywise hasta brujas”, contó y aseguró que, aunque algunos diseños los improvisa en el momento, otros requieren precisión y detalles.

Los gustos varían según el público: “Los varones suelen pedirse de zombie o calavera; las chicas brujas o de catrina”, enumera. El puesto de Paula Drach se roba las miradas. Sobre la mesa, una colección de calaveras intervenidas que brillan en la oscuridad convive con stickers y pequeños cuadros pintados al óleo. “Siempre me gustó esta estética de terror. Pinto calaveras desde hace mucho tiempo”, contó. “Me encanta que algo asociado a lo oscuro también pueda ser alegre”, dijo Paula.

GRITOS Y MUCHO BAILE

Guillermo, llegó con su esposa “Majo” y sus hijos Martina de 11 años y “Tomy” de siete. “Salimos esta mañana a buscar disfraces, fue muy rápido”, contó el padre disfrazado del personaje de la película “Scream”. Lo que más me gusta de este festival es que permite experimentar el misterio y te da mucha intriga todo lo que va a pasar”, dijo la niña. 

“Les gusta mucho las cosas de terror así que me pareció una forma divertida venir al festival”, reveló Fernanda Erimbaue vestida de Tiffany Valentine, la novia de Chucky, sobre el evento, quien llevó a sus hijos de seis y cuatro años. La mayor, Lupe, se disfrazó de zombie y Camilo de Chucky.

NOCHE DE MONSTRUOS

El festival de Halloween reunió a las criaturas más espeluznantes y creativas de la ciudad. Entre los asistentes se paseaban Pennywise, el payaso diabólico; zombies tambaleantes; tres brujas de mirada hipnótica; el hombre radiactivo, y un decapitado que sostenía su propia cabeza en una bandeja. Uno de los personajes más comentados fue una mujer vestida de blanco que cargaba dos bebés con los ojos ensangrentados, escena tan inquietante como teatral. 

También llamó la atención “Sila”, una ninfa pequeña y feroz, de la mitología grecorromana, con múltiples brazos y dientes afilados. No faltaron los homenajes al terror clásico y gamer: una enfermera maldita de Silent Hill avanzaba lentamente entre el público, mientras los flashes captaban cada detalle. 

Entre sustos y risas, los monstruos fueron los verdaderos protagonistas de una noche donde el miedo se mezcló con la diversión.

FIESTA Y BAILE

Después del espectáculo de magia e ilusionismo, en el que una guillotina se robó los gritos del público, el escenario se convirtió en una pista de baile. Las niñas disfrazadas aprovecharon para moverse. Había catrinas, vampiritas, mini zombies, payasas y una pequeña momia.

Llegaron acompañadas por sus padres, algunos con máscaras y otros con gorros de bruja. Ellos aplaudían y grababan cada paso.

Una gitana apareció sobre el escenario con un micrófono en la mano y comenzó a cantar “I put a spell on you”.