La historia de un usuario que buscó ganar dinero fácil con ayuda de ChatGPT, la inteligencia artificial de OpenAI, se volvió viral en Europa y despertó un debate sobre los riesgos de confiar ciegamente en la tecnología.
El hombre pidió al chatbot que le dijera cómo invertir 100 dólares (unos 85 euros o 90.000 pesos argentinos) para generar ganancias rápidas y terminó perdiendo una empresa valuada en más de 20.000 euros.
De una idea prometedora al fracaso total
El usuario, identificado en redes como @JazzFall, lanzó un experimento público: “Tenés 100 dólares y tu objetivo es ganar la mayor cantidad posible sin hacer nada ilegal. Seguiré todas tus instrucciones”.
ChatGPT respondió con un plan de acción: comprar un dominio web, pagar alojamiento y crear una página de venta de productos ecológicos y reutilizables.
La IA le sugirió usar un modelo de afiliados, donde otros vendedores promocionaban artículos a cambio de comisiones. En pocas semanas, el sitio comenzó a generar ingresos: superó los 1.300 dólares y llegó a ser valuado en unos 25.000 dólares, sin vender un solo producto físico.
Pero el éxito duró poco. La viralidad del proyecto —que acumuló más de 25 millones de visualizaciones— se desinfló tan rápido como había llegado, y la empresa desapareció meses después.
El creador del experimento reflexionó sobre lo ocurrido.
“Durante mucho tiempo pensé que esa experiencia fue lo peor que me pasó, pero mirando atrás, puede que incluso me haya salvado la vida”, confesó.
Lección sobre la inteligencia artificial y las inversiones
El caso reabrió el debate sobre el uso de ChatGPT y las IA generativas como herramientas de inversión o emprendimiento. Aunque pueden ofrecer ideas y estrategias, no reemplazan el juicio humano ni la experiencia financiera, advierten especialistas.
En tiempos donde muchos buscan “hacerse ricos con IA”, la historia de este usuario deja una enseñanza clara: la inteligencia artificial puede ser una gran aliada, pero también un arma de doble filo.